miércoles, 20 de marzo de 2013

Empresarios, esos creadores de riqueza y empleo

Me inspira este artículo una de esas amistosas diatribas de Facebook. Una amistosa diatriba sobre empresarios y trabajadores, a la vieja usanza de la enterrada (¿en serio?) lucha de clases. Amistosa, como no puede ser de otra manera, porque Facebook es eso, la red de los "amigos", los del me gusta o no me gusta, la empatía del sentirte aliviado porque muchos son como tú; y con los que no son como tú, ni te peleas, porque no hay nada en juego: ni tu SEO, ni tu "branding"- como dicen los cursis del social management-, ni tu reputación, ni tu empleo.
 
Una pequeña e inofensiva diatriba que tiene que ver con ésa tontada que venimos oyendo durante años que pretende sacar a los empresarios del agujero de mala fama en el que andan metidos desde hace años en este país.
 
Se ha puesto de moda decir eso de que "los empresarios son esa gente que arriesga su capital para crear empleo y riqueza en el país". Mientras, claro, los trabajadores somos esa pandilla de vaguetes asalariados que no arriesgamos, ni innovamos, ni creamos nada de nada. Riqueza, desde luego, no. Empleo....el nuestro.  
Poco menos que criticar a los empresarios se ha convertido en anatema. Como criticar a la propia patria.
 
Ya vale ¿no? Seamos claros de una vez por todas: ningún empresario, ninguno, monta una empresa para crear empleo. Riqueza igual sí, la suya. Los empresarios montan empresas para ganar dinero. Si además crean empleo, es mejor para la sociedad, eso está claro, pero su prioridad no es "ser útiles a la sociedad". ¿Es que estamos tontos? ¿Por qué tenemos que seguir repitiendo la puñetera falacia hasta la saciedad, si sabemos que no es cierta?
 
Los empresarios medianos crean empleo en la medida de que su empresa necesita trabajadores para seguir ganando. Y si pueden seguir ganando (1) a costa de menos empleados de los necesarios, o (2) a costa de los empleados necesarios a precios bajos, mejor. ¿Miento, o hay que ir al mercado para comprobarlo?
 
Los grandes empresarios, ni que decir tiene, crean empleo para seguir ganando dinero. Los grandes empresarios no son ONG,s. La llamada RSC (Responsabilidad Social Corporativa) la emprenden con los niños malnutridos de Africa aunque sus empleados en España ganen 100 € menos que el salario mínimo interprofesional. Y esos grandísimos empresarios que a todos nos vienen a la cabeza, como grandes ejemplos de responsabilidad y honestidad empresarial...olvidémonos: no son empresarios. Tienen tanto dinero que se han convertido en filántropos. Un filántropo no es un empresario.
 
Y los pequeños, pequeñitos, mínimos empresarios, esos que se llaman "autónomos", o, la última moda semántica,  "los emprendedores", emprenden su aventura empresarial para autoemplearse y dar de comer a su familia. No les queda más remedio. Realmente...¿qué tienen de empresarios?
 
Llevamos años escuchando a los empresarios, o, por mejor decir, a su cúpula, que hay que apretarse el cinturón, y que "hay que trabajar más y ganar menos" (sic. Díaz Ferrán). La nueva Reforma Laboral ha puesto alfombra roja a los ERES sin justificar, a los convenios convertidos en papel mojado, a los despidos casi gratis y a la representación laboral inexistente o convertida en un jarrón chino. Los grandes empresarios pagan un 30% menos de impuestos que los asalariados a los que emplean, gozan de exenciones por emplear a determinados perfiles de trabajadores, y algunos incluso se pegan el gustazo de pagar en negro sus nóminas... a mayores desmanes, mayores beneficios.
 
Por no hablar de la brecha salarial entre directivos y empleados, que, en plena crisis económica, ha crecido un 4% en 2012, en España. Parece mentira que entre el primer directivo (o empresario) de una compañía, y el último empleado haya una diferencia de 100 puntos. Más o menos, vendríamos a decir que por cada empleado que cobra 1000 €, su jefazo, el del ático,  cobra 100.000. Y es una encuesta poco aproximada, creo, porque la diferencia, según empresas, es aún mayor. Teniendo en cuenta el nivel de nuestros directivos....mejor callar.
 
Élites estúpidas, empleados cualificados. En este país, si eres un asalariado, eres tonto. No sabes trabajar, no tienes ni idea de nada y eres un vago que solo pone la mano a final de mes. No es solo culpa de las élites empresariales éste estado de opinión. El partido en el gobierno se ha ocupado de deja claro quiénes son los suyos y a quién defiende.
 
Los empresarios, esos a los que ahora hay que cuidar y mimar para que levanten el país, son los que lo han hundido, juntos con sus amigos de los distintos gobiernos,  creando un modelo de negocio basado en el ladrillazo y el pelotazo del enriquecimiento rápido.
Y ahora hay que oírles quejarse de los paros, las huelgas, las movilizaciones...¡Así no hay quien viva, oiga!
 
Yo me haré empresaria. ¿Alguien cree que lo haré para crear empleo? ¿O que lo haré para "autoemplearme" y pagar mi hipoteca y dar de comer a mi hija? Después de haber sido despojada de mi empleo por unos "empresarios públicos" -estos son los peores, porque no juegan  con su dinero, sino con  el de todos- que deberían sentarse ante un tribunal para dar cuenta de lo que han hecho del dinero público, la solución del "emprendimiento" es con toda seguridad mi última esperanza. Si me dejan. No será fácil, porque el camino del "emprendimiento" está lleno de obstáculos, a pesar de que este gobierno nos anima a todos a convertirnos en empresarios.
 
Vengan a mi ahora todas las críticas de los honestos empresarios que lo han montado todo para dar  empleo a los parados, para dar de comer a los que pasan hambre, para ayudar a nuestra pobre España a  salir de la crisis,  para crear un sociedad más justa basada en el conocimiento, la eficacia, la excelencia y el saber. Estoy esperándoles como agua de mayo.

domingo, 10 de marzo de 2013

Los intelectuales ¿desparecidos en combate?

Después del nuevo choque de trenes entre Almodóvar y Boyero, ésta semana sólo le quedaba a esta alma en pena que soy, encontrarse con el "versus" entre dos de mis grandes amores literarios, Javier Marías y Antonio Muñoz Molina. Es verdad que en el mundo asquerosamente estúpido en el que vivimos, ni el primer choque (poco importante para mi), ni el segundo (muy, muy importante para mí), han tenido la más mínima repercusión. Aquí, en este país, ahora solo importa un choque entre el último que sale de Gran Hermano y el que se quedó tres minutos más que él. O, por qué no, un choque Bárcenas-Cospedal en El Gran Debate, o Chacón-Rubalcaba en un programa de La Sexta. Ojalá ¿verdad? No lo veremos, ni uno ni otro. El debate político que ve mi madre es una traslación espuria del debate de crónica rosa al mundo de la cosa pública.
 
Tienen, a mi entender, razón los dos, Marías y Muñoz Molina. El último,  cuando dice que los intelectuales no han sabido hacer llegar a la sociedad su empatía  con los ciudadanos que no lo están pasando demasiado bien en los últimos tiempos; que los intelectuales no han sabido hacer oír su voz de ciudadanos "excelentes" (y lo digo desde el máximo respeto que me merecen) ante una sociedad que grita sin ser oída en marchas callejeras, huelgas, movilizaciones, etc.

Hay que decir que Muñoz Molina no está, ni se le espera. A qué tanta crítica pues.
 
Tiene razón Javier Marías cuando asegura que decenas de intelectuales, escritores, artistas, cineastas, actores, llevan años clamando desde artículos, columnas, entrevistas o galas... que están con nosotros: los parados, los ciudadanos desfavorecidos, las víctimas de los Eres, de las preferentes, los desahucios; los atropellos de la crisis al fin y al cabo. Pero ¿quién les lee, les escucha, les sigue?
 
Cuando digo que ambos llevan razón no estoy siendo tontamente ecuánime. Lo que digo es que lo que digan ellos, desgraciadamente, le importa un bledo a esta sociedad idiotizada y anormal. Aquí, en España, hoy, los intelectuales (es decir, la gente con cierta cultura, no es otra cosa) no tienen nada que decir. Ya pueden clamar, que nadie les escucha.  Es así de terrible. Llevo años diciendo que  hagamos ver a nuestros hijos que es mejor estudiar Literatura Hispánica o Ingenieria Aeronáutica que presentarse a un concurso de televisión o a un casting de "Física y Química"; que es mejor leer a Cervantes o a James Joyce que las novelas de la saga "Crepúsculo"; que es infinitamente más reconfortante escuchar en la televisión a un hombre culto que a Mario Vaquerizo. Le digo a mi madre (hija de la postguerra) que las tertulias que ve y escucha con ansia de libertad informativa no son más que una adormidera de gritos y falta de información, o, lo que es peor, de formación. La TV no está obligada a educar, me dicen. Pero tampoco a "deseducar", digo yo. Le digo a quien me quiere oír, que, hace años, para salir en TV, había que haber hecho "algo" decente: escribir un libro, descubrir una fórmula matemática, construir un buen edificio que no se caiga, levantar una empresa en quiebra, descubrir la vacuna de la malaria...Hoy en día, esa gente excelente ni está, ni se la llama.

Esos no son nuestros líderes. Nos los han quitado. Y creo que deberían volver a serlo.
Voto porque las eminencias de este país, los científicos, los intelectuales, entre ellos, Muñoz Molina y Javier Marías, se bajen a la arena de la lucha. La Tele no les va a dar cancha. Y los periódicos, cada vez menos.
Y los necesitamos. Gente como ellos son los que nos ayudarían, a la puñetera plebe- los periodistas, los funcionarios, los mecánicos, lo albañiles, los dentistas, los bomberos, los médicos, los profesores, etc...- a poner en palabras bien puestas aquello por lo que hay que luchar. Nuestros derechos. La necesidad de que sean ellos los que lideren un cambio que esperamos como agua de mayo solo depende de ellos. Seguir siendo idiotas nos ha llevado a esto. Y la gente- la plebe, el pueblo, la masa, llámalo X- no es tan tonta. No lo somos en absoluto.  Acabemos de una vez por todas con la falacia de la estupidez de la gente.

 

jueves, 7 de marzo de 2013

Periodistas en paro: ¿recolocación?

Cuando digo periodistas, digo operadores de vídeo, realizadores, cámaras, técnicos de sonido, técnicos de iluminación...bueno, todos esos profesionales que hacemos posible la Televisión. Lo del trabajo en equipo, en la tele,  no es una "boutade". Es la pura realidad. No se puede, digo:  "no se puede trabajar" sin tu equipo. No hay manera de hacerlo solo, ni bien ni mal. No hay manera de hacerlo.
Me cuentan algunos compañeros expulsados de Telemadrid que les están llamando del SEPE (el antiguo Inem, o sea, del PARO), para que demuestren que en estos dos meses que aún no se han cumplido desde que nos expulsaron de Telemadrid, que están buscando "activamente" empleo.
 
Me gustaría que los compañeros que están siendo llamados por el SEPE para demostrar que buscan trabajo- como yo misma lo seré dentro de poco-   les preguntasen a los empleados del SEPE "qué están haciendo ellos por encontrarnos a nosotros un empleo". Sí, ya lo se, los empleados del SEPE no son los culpables de las nuevas normas impuestas por la Reforma Laboral. Los culpables son los que la soñaron una noche de locura y la pusieron en práctica. Quizás éstas nuevas "prácticas" del viejo Inem se hacen para cuadrar estadísticas, o para expulsar de la prestación por desempleo a muchos, o para demostrar que muchos de los que la cobran no la merecen, porque prefieren estar "parados". En casa. Sin trabajar.
La nueva Reforma Laboral obliga a las empresas que han realizado un ERE, o despidos colectivos en empresas de más de 50 trabajadores,  a pagar un curso de "recolocación" a los empleados despedidos. Al albur de esta normativa han surgido empresas- que se están forrando, con tanto ERE-  que nos van a enseñar a hacer un curriculum, o a prepararnos para una entrevista de trabajo. Estas empresas ya han expresado públicamente, y añado la noticia de EL PAIS donde se explica, que los planes de recolocación que pagan las empresas son un fiasco, porque los presupuestos que se manejan no están destinados a conseguir resultados, sino solo al cumplimiento de la normativa
Es decir, no le van a pagar a un cámara un curso de reciclaje en cámaras más modernas, o a un operador de vídeo un curso en un nuevo programa de edición, o a un periodista un curso sobre estrategias de redacción en Internet. Nos van a enseñar a todos cómo hacer un curriculum.
Cuando hablamos de una profesión en plena reconversión, la periodística, en todos sus oficios, lo que nos ofrecen es prepararnos para ir a la entrevista del SEPE en la que nos preguntarán si estamos buscando activamente empleo.
Es una tristeza. Y no por nosotros, los periodistas,  que probablemente tenemos la habilidades necesarias para elaborar nuestro c.v. y prepararnos para las entrevistas a las que nos llamen. Es una tristeza que el SEPE llame a sus oficinas a personas que cuando se han quedado sin su empleo no tienen más habilidades que buscar por la calle dónde pueden hacer su próxima chapuza. Una compañera me contó que un ecuatoriano expulsado, como muchos,  de la construcción, lloraba, ante ella, porque no tenía manera de demostrar ante los empleados del SEPE que, efectivamente, él buscaba trabajo. Sin Internet, sin contactos, sin habilidades sociales, sin....nada ¿cómo demuestras que buscas trabajo?  
El Servicio Especial de Empleo Estatal (SEPE) debería formar a sus "empleados", a su parados, a su gente. No debería ser un Servicio amenazante donde las personas van a pasar un examen con el miedo a perderlo todo.
Quizás pensáis que hablo desde el desconocimiento de no haber estado nunca "en el paro". Justamente. Por eso. Porque no he estado nunca en el paro no comprendo nada de lo que veo. Obligados a dar cuentas como si la situación de desempleo le gustase a alguien. Como si quedarse sin empleo te convirtiese de pronto en un "apestado" que goza de una prestación a costa de los demás, como si no hubieses cotizado durante décadas para que ahora, ellos, el SEPE, no tuviese contigo ni el detalle de confiar. De confiar en ti.
 

lunes, 4 de marzo de 2013

La pirenaica. Blog de Isabel García

La Pirenaica. Así se llama mi blog y aquí voy a explicar por qué. Cuando yo tenía unos veinte años menos que ahora y trabajaba en la Cadena SER, se me presentó la oportunidad única de aprender televisión en un medio casi nuevo. Se llamaba Telemadrid, y algunos de mis mejores amigos de profesión habían hecho el cambio de la radio a la tele sin heridas ni suturas. Cuando aún estábamos tiernos en el periodismo. Pasarse a Telemadrid, era, en aquellos años, una aventura de la que no sabíamos el final. Pero el principio era ilusionante. Alentador. La TV por aquél entonces era o muy aburrida, o muy "mamachicho".
 
Cuando aprobé una de las primeras oposiciones públicas que convocó el canal autonómico de Madrid- creo que la primera realmente "pública", con miles de opositores sentados en varias aulas de una universidad madrileña- mi jefe en la SER, Augusto Delkáder, me espetó: "Así que te vas a la Pirenaica..." Le pregunté qué quería decir y me explicó aquello que yo, por entonces, conocía de refilón...la Radio Pirenaica era el aire fresco periodístico que llegaba a los antifranquistas que habían quedado en la España de la dictadura, sintonizándola con dificultad y disfrutando con delectación de la libertad informativa que aquí no existía.
 
No tuve que echar de menos a mis maestros de la SER, muchos, a los que estoy plenamente agradecida, porque en Telemadrid encontré maestros que me enseñaron a poner en lenguaje televisivo lo que yo ya sabía hacer en sonidos. Fueron muchos años de aprendizaje hasta que pude decir: ya lo se hacer. Ya se lo que es el periodismo-de verdad- en televisión.
Y es que se puede hacer y decir verdad en televisión. Es el medio que mejor llega a todo el mundo, pero hay que tener mucho valor y mucha integridad para saber hacerlo bien, y no convertirse en un vendedor de humo, de confeti o de no-noticias. Cuando no de mentiras al servicio de los que mandan, gestores públicos o privados.
 
La Pirenaica, o "la pequeñita", como la llamaban muchos con cierta condescendencia, se convirtió en un medio informativo que llegó a conectar con la población a la que se dirigía. Fue un modelo a seguir en formas de hacer y de entender el periodismo en televisión. Fue un medio informativo que llegaba a los acontecimientos antes que nadie y que vendía imágenes en primicia. Y aquello no se producía por el milagro de los presupuestos o de las plantillas abultadas. Se producía por la ilusión de trabajar con ganas de comerse el mundo y, sobre todo, con el respeto que nos merecían quienes nos pagaban: los madrileños. Fueron años de prueba-éxito, prueba-fracaso, y al final, recogimos muchos éxitos.
 
El fracaso llegó después, después de muchos años de éxitos. Pero el fracaso ya es historia. Telemadrid, aquella Telemadrid, se murió hace casi una década, y la remataron un 12 de enero de 2013.
Pero yo solo quería explicar por qué mi blog se llama La Pirenaica. Aire fresco en el periodismo que encontré, y que ahora busco.
 
 
 

TMEX, la tv por Internet para los madrileños


Ha nacido TMEX. Acrónimo de un inicial proyecto llamado Telemadrid en el Exilio, y que, a la vista de cómo se han desarrollado los acontecimientos, siempre tan rápidos, ha dejado en el olvido ese sustantivo tan adjetivo: exilio.

Los hombres y mujeres que han formado TMEX son, sí, ex-trabajadores de Telemadrid, expulsados de su puesto de trabajo por un ERE que terminó sin acuerdo y presentado por presuntas razones económicas. Serán los tribunales los que decidan si el ERE que acabó con el puesto de trabajo de 826 personas (y que no ha terminado, en marzo saldrán algunos más) fue ajustado a derecho. No se hable más.

El proyecto TMEX lleva funcionando, en germen, desde que muchos de los trabajadores de Telemadrid, en desacuerdo con la línea de actuación manipuladora y entregada a  las directrices del PP de Madrid, decidieran salir con sus cámaras y equipos propios y, quitándose horas de ocio, acercarse a colectivos y problemas que nunca tendrían cobertura en la Televisión regional de todos los madrileños: huelgas por la educación y la sanidad públicas, desahucios, trabajadores de empresas afectadas por ERES, colectivos desfavorecidos, etc.

Lo que empezó como germen, y se fraguó en una asamblea el 5 de diciembre de 2012, en plena huelga contra el ERE que destruiría los 826 empleos- fijos, contratados, interinos- ha acabado en un proyecto ilusionante en el que muchos ciudadanos se han sentido identificados. TMEX ha estado con los madrileños, y, lo mejor, TMEX ha estado con la noticia. La grandísima manifestación del 23-F: con pocos medios, talento y voluntad, fue contada en la web casi al minuto.

Reproduzco aquí algunas impresiones de  la gente que trabajó en el dispositivo: "He tenido sensaciones que hacía mucho que no tenía....estar en la calle, reencontrarte con la gente, como hace muchos años hacíamos en Telemadrid..." "Nos han animado, nos han preguntado ¿dónde podemos veros? ¿cuándo va a salir?". "Hemos trabajado con el vigor y la tensión informativa de antes...sabiendo que nos debemos a la gente y a lo que estaba pasando".

Las bienvenidas a TMEX han llegado de todas partes: diarios digitales, de papel, páginas y plataformas de ciudadanos, de las "mareas"... las que más me gustan, las de la Asociación de la Prensa de Madrid y la FAPE. Han saludado a TMEX.

Pero también ha habido críticas: o crítica, solo una. La de Libertad Digital. Dicen que "los trabajadores preparaban su propia televisión durante la huelga", como gran defecto del nuevo proyecto. Un proyecto que no tiene detrás ni dinero, ni patrocinadores, ni ningún lobby que lo financie. Según Libertad Digital, la gran afrenta de TMEX es que el 5 de diciembre, a siete días de un despido masivo de 826 trabajadores, un grupo de ellos decide salir a la calle a grabar con sus medios lo que creen que no se cuenta en la TV que les paga y que va a expulsarles en una crisis sin precedentes en la que, no solo ellos, sino un amplísimo sector de la sociedad, se siente desasistido por su TV pública. Han llegado a indagar, en Libertad Digital, quién ha comprado el dominio "tmex". Por si encontraban, quizás, a algún diablo con cuernos y rabo.

La cobertura del 23-F de TMEX fue modélica. Modesta, pero modélica y profesional. No en vano, hay mucho talento en la Asociación de Ex trabajadores de Telemadrid y en TMEX. Estuvieron donde había que estar y dieron voz a quien había que dársela.

Mientras tanto, Telemadrid, el "dominio" real de la TV pública regional- que no de los madrileños- informaba de la manifestación del 23-F en Madrid dentro del cordón de seguridad y sin cubilete identificativo en el micrófono. ¿Miedo o vergüenza?

A los de TMEX los madrileños los saludaban. A los de Telemadrid...no se sabe. No se acercaron a la gente.

Bárcenas y Telemadrid: "no es nuestro ámbito"


El diario El País comenzaba así una de sus informaciones la semana pasada: "El caso Bárcenas no ha provocado la caída de políticos (de momento), pero sí de presentadores de televisión. El canal autonómico de Castilla-La Mancha ha destituido a la conductora del principal noticiero y los trabajadores de esa cadena hablan de “manipulación informativa. Además, los redactores del ente público de Galicia denuncian que las noticias que se emiten “no obedecen a criterios periodísticos sino políticos” y el Consejo de Informativos de TVE ha cuestionado el contenido de un reciente reportaje titulado ‘Las cuentas de Bárcenas’ emitido en Informe semanal"

 Los periodistas de la TV autonómica de Castilla La Mancha hablan de manipulación en el caso de los papeles de Bárcenas, y relacionan directamente la destitución de la presentadora del Informativo de las 20:00, Victoria Vigón, a su negativa al tratamiento partidista de la información. Ignacio Villa, director de Informativos, niega la mayor: manipulación no existe. En la Televisión de Galicia, TVGa, el comité de empresa denuncia que la cobertura del caso Bárcenas “es sesgada y no obedece a criterios periodísticos, sino políticos”. En TVE, el Consejo de Redacción ha denunciado el tratamiento que al caso Bárcenas se le dio en Informe Semanal, avisando del desprestigio para el programa que supone la manipulación del reportaje emitido.

 La información de EL PAIS no habla de Telemadrid. Telemadrid, ni está, ni se la espera. Tras el desprestigio brutal para la cadena que ha supuesto el despido del 85% por ciento de la plantilla- la gran mayoría, profesionales que sacaron adelante el canal desde 1990- , nadie busca ya en Telemadrid la opinión de los que llevan manipulando nueve años. Están en su espacio, en su salsa. El único esbozo de "excusa" lo encontramos en una respuesta oficial de la dirección cuando se le pregunta por qué no se dio en directo la rueda de prensa de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, sobre el caso de los papeles de Bárcenas:  "No estaba programado dar la comparecencia, somos la televisión de la Comunidad de Madrid, no es nuestro ámbito específico. Es un asunto nacional que no nos compete".

 Sin complejos. La dirección actual de Telemadrid convirtió esta televisión de los madrileños en una televisión "nacional", copiando y pegando (copy-paste) informaciones de La Razón y El Mundo. Son nacionales cuando quieren, y locales cuando les viene bien. Que les pregunten a las Asociaciones de Vecinos, a los Alcaldes de los pequeños municipios, a las Comunidades de vecinos, a las ONG, a los grupos ciudadanos de Madrid, a las Asociaciones de Inmigrantes... si Telemadrid ha sido su televisión durante estos nueve años.


Allí no quedan periodistas que denuncien, porque los han despedido.

La rueda de prensa de Cospedal está fuera de su ámbito. De verdad, la próxima vez, sin excusas. Sin complejos.

De gramática, Twitter, y sobres.....salvo alguna cosa.


 

"No podemos tolerar que se ponga en duda que en el PP no ha habido prácticas irregulares en el manejo del dinero".

 

Este twit, enviado por el Partido Popular después de que ayer el hashtag "SalvoAlgunaCosa" fuese trendic tópic mundial, dice mucho del galimatías en el que andan metidos con la explicación del caso de los sobres, los papeles de Bárcenas y la supuesta financiación ilegal del partido.

 

No está demostrado que no saber utilizar el lenguaje materno le convierta a uno en un corrupto, pero que los líderes del partido del Gobierno se líen en frases de doble negación y salvedades no especificadas en la frase, no aclara ni a sus votantes, ni a los ciudadanos en general sobre la inocencia que se quiere proclamar.  

 

El gallego impasible volvió a darnos, en Berlín, una muestra de su lenguaje encriptado. Ya nos tiene acostumbrados. Reírle las gracias con el argumento de que es su manera de hacer política, esa que deja morir los asuntos, esa del "laisser passer",  es una broma de mal gusto cuando cientos de miles de ciudadanos pasan, día a día,  de la negrura de sus expectativas de futuro a la indignación por el comportamiento de los que nos representan. Toleramos que nuestro presidente no hable inglés, pero es que el español tampoco lo utiliza bien, y el abuso de los "puntos suspensivos" (Salvo alguna cosa....) no es solo un abuso gramatical. Es un insulto a sus interlocutores. Los ciudadanos españoles. Varios esperando a la famosa rueda de prensa de Berlín, para que al final lo que nos haya quedado es "salvo alguna cosa".

 

Lo del twit de doble negación es, claro está, un descuido del escribiente, un Community Manager poco celoso de la gramática. Pero dicho en la tarde en la que el "SalvoAlgunaCosa" incendió Twitter, no hace más que argumentar más sobre la mediocridad, la estulticia, la falta de cuidado y seriedad en las explicaciones, la falta de respeto a los ciudadanos que las piden. Así que es inevitable que la frase "NO podemos tolerar que se ponga en duda que NO ha habido prácticas irregulares...." a muchos nos parezca,  sencillamente, una traición del subconsciente.

 

 

15 de enero: Criterios de afectación a su puesto de trabajo


Esperaba el burofax y ya lo tengo. Yo, que por suerte no he tenido experiencia en despidos, pensaba que una carta así se reducía a un folio en el que se le comunica a uno que su relación laboral con la empresa se ha extinguido.

Mi carta de despido es de 10 folios (11, con la firma del Drtor. Gral en el último). En ella se detallan, en distintos apartados, la reducción de los ingresos comerciales y públicos de mi empresa, el límite de gasto y el endeudamiento. Me dice un gran amigo que cuando uno necesita 10 folios para explicar un despido...le das mucha materia a los abogados que presentarán la demanda.

Hay un par de párrafos en el apartado que da título a este artículo que a muchos de los despedidos se nos ha grabado a fuego y que no conseguiremos olvidar en mucho tiempo. Detallo:

"(...)los criterios de afectación del personal integrante de la redacción se encuentran esencialmente determinados por el objetivo de mantener a aquellos trabajadores idóneos, por sus cualidades profesionales de calidad y efectividad, para mantener el funcionamiento de la nueva  Redacción de Informativos, urgida de mayor dinamismo".

"Sin perjuicio de lo anterior, el criterio de afectación de su puesto de trabajo se vincula a la supresión del programa informativo para el que usted viene prestando servicios(...) todo el personal integrante de dicho programa informativo es personal afectado por el despido colectivo (...) a excepción de aquellos trabajadores que por su valía organizativa y su especial valor para la imagen e identidad de Telemadrid ante la audiencia, han podido ser recolocados internamente en la nueva Redacción única"

El programa al que se refiere éste párrafo es el SIETE DÍAS. Del programa han sido despedidos un realizador y una ayudante de realización, cuatro redactores y una productora que, de forma individual, sumamos más de 25 años de trabajo y experiencia en Telemadrid. De forma colectiva no lo voy a decir, porque es como las sentencias acumuladas por multitud de delitos. (¿225 años? Quizás). Éramos personal fijo por oposición, indefinidos y contratados (y de estos últimos, en fraude ley durante años). Pero no somos los únicos. Los párrafos de la carta de despido serán igual o parecidos para otros muchos programas informativos y para los propios Telenoticias. Hablando en plata: "Usted no vale, me quedo con el que sí me vale".

A pesar de que el SIETE DIAS desaparece de la parrilla de programación, se ha salvado un periodista. Un periodista que apareció hace siete años, justo en el momento en el que se produjeron todas las purgas, destituciones y dimisiones; el momento en el que los periodistas que no escribíamos al dictado comenzamos a no firmar nuestras informaciones, en protesta por la salvaje y sobre todo burda y mediocre manipulación de las mismas. Se salva este periodista, que fue coordinador del programa y luego director. Se salva un hombre que ha vivido durante estos siete años de la profesionalidad de los que hemos sacado el programa adelante. Se salva un periodista que no solo no ha querido aprender, sino que ha tenido, con indecencia manifiesta, una falta de empatía absoluta con la gente que le ha hecho crecer en su prestigio dentro de la casa. Los que le hemos salvado la cara con nuestros reportajes. Ni una llamada, ni un "lo siento", ni un "gracias". Ni siquiera un "adiós". Empatía ¿recuerdas?

Puede que me lleve la rabia, al hablar así, pero hoy el mundo se divide entre los que leen y releen ese burofax insultante y los que siguen en ese cementerio  llamado Telemadrid. Hay muchos profesionales que se han quedado, que han tenido que quedarse, porque "hay que salvar las formas", dicen los abogados que preparan las demandas. No se puede echar a todos los fijos, por mucho que estos mercenarios quisieran. Por ejemplo: todos se han salvado en la sección de Nacional. Pero es que la purga en Nacional se produjo hace años.

Es verdad, se han salvado compañeros que lo seguirán siendo, luchadores, amigos de los 861 que estamos, hoy,  en el frío de la calle. No todos los que allí quedan son de la casta de los mercenarios. He visto a compañeros llorar con amargura porque se quedan. Ellos no son culpables. Han estado en la lucha con todos, pero nadie es tan suicida como para pedir una baja voluntaria, sin indemnización ni paro. Yo misma tendría que haberme quedado si así lo hubiesen querido estos que me hundieron la carrera profesional hace años.

Pero especialmente me duelen los compañeros que se vendieron a esta gente de propaganda y manipulación. Profesionales que perdieron la dignidad por un complemento de dirección, por un adocenamiento vergonzante, por un terrible miedo al paro (como el mío, por cierto, el miedo es libre; pero la dignidad se elige). Suerte para ellos, en esta micro-televisión del futuro- así la han llamado ellos- en la que nadie podrá decir nada inconveniente. Mucha suerte.

Hoy, una compañera del SIETE DIAS ha acudido a Telemadrid a por sus papeles para el paro, su documentación, sus contratos, sus efectos personales. Un guarda jurado no la ha dejado entrar. A su "casa" desde hace más 25 años. Asco.

El sábado, el personal de fin de semana tampoco pudo entrar en Telemadrid, a pesar de que no habían recibido el burofax y estaban  en su turno. La policía (siete lecheras) y los vigilantes jurados les esperaban con una lista de nombres. Si estaban en ella, ya sabían lo que les esperaba. El frío. El paro.

No se han respetado matrimonios, ni discapacitados, ni enfermos, ni circunstancias de especial protección social. Una redactora en baja por maternidad, madre soltera, ha sido despedida. Más de una decena de matrimonios o parejas, gente que se conoció en Telemadrid y forjaron su vida a partir de allí, han sido expulsados sin miramientos. Magda y Javi, Nieves y Nacho, Luis y María, Rosa y Jorge...no me vienen más a la memoria. Una mujer con cáncer de mama, con un hijo, también ha sido despedida.

Ellos seguirán pensando que tienen razón, y argumentan las razones económicas de un ERE en esos 10 folios. Pero aquellos que se quedan, los malos, sabrán, siempre lo sabrán, que se han librado de los mejores. Y muchos de los que se quedan saben que se quedan por el efecto de pasar la mano por el lomo de esta gente durante siete años, esta gente que no ha hecho otra cosa que hundir nuestra Telemadrid.

Esta es la intrahistoria de este tremebundo ERE. Tras esto, queda el desmantelamiento de una TV pública y de los principios que la crearon. Hoy emiten todo el día programas grabados hechos por gente que incluso ya está despedida. No pueden emitir en directo porque no hay nadie que sepa hacerlo. Categorías enteras se han extinguido: cámaras, realizadores, maquillaje, peluquería, producción, eléctricos. Solo quieren periodistas. ¿Periodistas?

Un ERE, me dijo un compañera de la prensa hace bien poco, saca lo peor y lo mejor de uno mismo. Quizás este artículo ha sacado lo peor de mi. Prometo no escribir ni un solo artículo más sobre este atropello que ha significado este salvaje ERE. Seguiré escribiendo de periodismo, de política o de cocina.

Mañana iré con un compañero a apuntarme al paro. Fui su primera jefa, en nacional. Estoy orgullosa de él, de su trabajo y de las risas que vamos a hacernos en la cola del INEM.

Mañana será otro día. Telemadrid, te querré siempre. Pero no ésta Telemadrid. Adiós, fuera de mi dial. 

12 de enero: Mi primer ERE ¿Despido colectivo económico o ideológico?



Este es mi primer ERE. El primer despido colectivo que vivo. Espero que sea el último. Aunque, me da por pensar que si vivo otro en alguna otra empresa, significará que he vuelto a trabajar. Recientemente, escuchando a un conocido economista, oí la aterradora frase de que los mayores de 45 años que perdiesen su empleo en esta crisis probablemente no volverían a tener un trabajo estable nunca más.  Vade retro.
Vaya por delante que no soy ni delegada, ni afiliada ni siquiera simpatizante de ninguno de los sindicatos de Telemadrid. Pero sí voto en las elecciones sindicales, porque soy lo suficientemente mayor, y he hablado mucho con mis padres y abuelos, como para saber lo que significaba, en su tiempo, no tener una representación que defendiese a los trabajadores en sus empresas, pequeñas o grandes. Y porque a los que vivimos, aunque de refilón y de niños, el régimen previo a la democracia, ir a votar nos sigue produciendo un calambre de satisfacción.

Digo esto porque en esta comunidad, Madrid, desde hace años, con machacona insistencia, el poder político ha criminalizado no solo a las cúpulas de los grandes sindicatos, sino también y por defecto, a todos los representantes de los trabajadores de las grandes empresas. Sobre todo si hablamos de trabajadores que defienden sus derechos y no se conforman a la primera de cambio.
Esto lleva sucediendo en el caso de Telemadrid desde hace años. Con el proceso de ERE y la huelga indefinida que ha tenido lugar en Telemadrid, los representantes del gobierno regional, encabezados por su presidente, han arreciado en las  críticas, tildando la lucha de los empleados de la cadena como de "salvaje y violenta". Varias veces han sido llamados los antidisturbios a nuestra sede de la Ciudad de la Imagen para, finalmente, tener que marcharse por ausencia de incidentes. ¿Quién provoca a quién? La lucha de los trabajadores de Telemadrid ha sido ejemplar, no violenta, imaginativa, unitaria. Y no acaba aquí.
Me produce muchísima tristeza que los periodistas, no todos, pero sí una gran parte de los periodistas, sientan una aversión tan atávica por la lucha laboral. ¿No son los periodistas trabajadores? Cuando vienen mal dadas, nadie quiere significarse. "Somos periodistas, no nos casamos con nadie". Cuando los sindicatos consiguen mejoras, parece que nos caen del cielo, nos lo regala la empresa por lo geniales que somos. Somos tan glamurosos...nos creemos la falacia de que somos mejores que los técnicos que hacen con nosotros las informaciones. Y los sindicatos, vaya por dios, nunca luchan por trabajadores aislados, sino por mejorar las condiciones de la mayoría. Es un mal menor de la democracia, piensan los glamurosos. Que todos los males sean así de menores, no vaya a ser que vengan los mayores y nos quedemos, todos, los glamurosos y los demás, sin derechos.
El Comité de Empresa de Telemadrid, del que me siento personalmente muy orgullosa, explicó en rueda de prensa, en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid, los motivos por los que no se aceptó la última oferta de la dirección, y el escenario de futuro que espera a la nueva "Telemadrid". Todos los madrileños deberían estar interesados en conocer lo que se ha dicho en esa rueda de prensa. No se conocerá, porque los medios no hablan de otros medios, aquella anticuada pero vigente máxima de "perro no come perro".
Pero hablamos de una TV pública, y hablamos de los impuestos de los madrileños. El Comité de Empresa, los representantes de los trabajadores de Telemadrid, han dado explicaciones públicas a la ciudadanía de lo que ha pasado tras el proceso de negociación. Se lo debían. ¿Han explicado los directivos de Telemadrid qué Telemadrid les van a ofrecer a los madrileños a partir de ahora? No saben, no contestan.

El futuro de los despedidos es muy claro: habrá denuncias colectivas y denuncias individuales. Con la nueva reforma Laboral, que propone la eliminación del requisito de que la autoridad laboral autorice los ERES, serán los jueces los que tengan que decidir si el proceso ha sido ajustado a derecho. El futuro íntimo y personal de cada uno es otra cosa; ahí no hay sentencias ni posibilidad de recurrir: será lo que el mercado nos tenga preparado en esta reconversión poderosísima, travestida de crisis, que está acabando con los medios, los periodistas, los cámaras, los productores, los realizadores, los operadores de vídeo, los técnicos de la información televisiva en general. Reconversión o crisis, se está acabando con la forma de entender el periodismo televisivo desde la independencia, la honestidad y la pluralidad. Y se camina sin pausa a un modelo adocenado en el contenido y precario en lo laboral. Llamémosle, a este modelo, "externalización". O, mejor,  por su nombre sin paliativos: "privatización".
Creo que es de interés apuntar algunos de los argumentos que toda la ciudadanía madrileña debería conocer sobre cómo se está llevando a cabo el desmantelamiento de su Televisión Autonómica, y que se han explicitado en esta rueda de prensa. 
El ERE de Telemadrid se ha sostenido sobre un informe de Deloitte- Cuatrecasas que, entre otras argumentaciones de cosecha propia de la dirección de Telemadrid,  copió y pegó párrafos enteros- solo los que les convenían- de un expediente de regulación de empleo de la BBC. El informe costó a las arcas de la Comunidad de Madrid 140.000€. Por copiar y pegar, ya querrían muchos en la red, tan dada al copy-paste, cobrar lo mismo. El informe Deloitte-Cuatrecasas va a ser el que finalmente sustente el ERE, con la salvedad de que en vez de 925 despidos esta cifra se rebaja a 861. Se salvan 64 trabajadores.
La ingenua pregunta del millón es por qué los directivos que durante estos nueve años han hecho inviable económicamente Telemadrid no tuvieron los arrestos de presentar un plan de viabilidad "desde dentro", sin tener que recurrir a una UTE de auditoras por valor de 140.000 €. La segunda, e igualmente ingenua pregunta y que cualquier ingenuo ciudadano se haría, es: ¿por qué se quedan los directivos que hicieron inviable económicamente a Telemadrid? Pero hay más: ¿Están capacitados para sacar adelante la cadena pública de los madrileños los que la hundieron? ¿Cuánto durarían en una empresa privada éstos liberales hunde-empresas? ¿Por qué se quedan en Telemadrid todos los directivos sin rebajarse ni un euro de su salario, cuando hablamos de un ERE por motivos económicos? ¿Por qué 22 de los directivos de Telemadrid ganan más que el presidente del gobierno y que el presidente de la propia Comunidad de Madrid? ¿Por qué otros 22 directivos ganan más de 80.000€ anuales? ¿Dónde están las "circunstancias económicas sobrevenidas" del ERE? Cuando el Comité de Empresa propuso, en uno de tantos planes de viabilidad que se presentaron, bajadas de salario del 50%, eliminación de complementos, reducciones de jornada etc...nunca hubo respuesta. Se propuso  instaurar un tope salarial de 60.000€ para todos los empleados, incluidos los directivos...Entonces se les tachó de "utópicos". Simpático razonamiento.
Los mitos y leyendas que los dirigentes de Telemadrid y del gobierno regional se han apresurado a "difundir para confundir" a los madrileños son fácilmente desmontables. "Es mejor cerrar una Televisión que cerrar un Hospital". Y tanto. Telemadrid le cuesta a cada madrileño 15€ anuales. Claro que yo no querría pagar ni 15 ni 5, ni 1 solo euro por una Televisión que no es para todos, sino para unos pocos que comulgan con su "línea editorial". ¿Debe tener "línea editorial" una televisión pública? ¿Qué otra línea editorial puede tener que no sea la de: "La objetividad, la veracidad y la imparcialidad de las informaciones. El respeto a la libertad de expresión. El respeto al pluralismo político, cultural, religioso y social." ? (Ley de Creación del Ente Público Radio Televisión Madrid).
La cuestión, finalmente,  es que no la van a cerrar. La van a vender por piezas. Y los madrileños seguirán pagando. ¿Información pública o negocio privado? ¿Nos suena de algo? ¿Sanidad, Educación...?

Otra leyenda urbana: que la plantilla de Telemadrid es de 1.160 trabajadores mientras que la de una televisión privada es de la mitad. Un ejemplo "al azar": el presupuesto de programación de una TV privada generalista es de 71 mill./€ y el de Telemadrid, de 60mill/€. Once millones más para hacer la programación de la privada, con la mitad de plantilla que Telemadrid. Eso significa que los salarios de los trabajadores de la pública son bastante menores. Pero no solo eso: ¿alguien cree que ésa televisión privada, nacional y generalista, puede realizar su programación con 71 millones? Multipliquemos por 2 o por 3 esa cantidad para pagar a productoras ajenas, contratas y subcontratas, para pagar a ex-trabajadores de plantilla que fueron convenientemente "externalizados", por supuesto en peores condiciones que en las de "su" casa. Pero ésa privada es, efectivamente, privada, y, respetando la legalidad, está en su derecho de hacer lo que desee para seguir obteniendo audiencia y beneficios.
Pero Telemadrid es una empresa pública que trabaja, que presupuesta, que "tira"...con "pólvora del rey". Con los impuestos de todos los madrileños. ¿Nos han explicado los directivos de Telemadrid el "ahorro" que supone para las arcas de la Comunidad y el bolsillo de los madrileños la "externalización" que proponen? ¿Dónde está la "memoria económica", la explicación del ahorro que supone despedir a más de 800 trabajadores y subcontratar los servicios? ¿Cuánto dinero del presupuesto para 2013 irá a negocio privado? ¿Quiénes son los que esperan repartirse el pastel de Telemadrid tras los despidos de 861 trabajadores? No saben, no contestan.
El aumento desmesurado de plantilla tiene truco. Desde el año 2004 la plantilla se ha reducido en cerca de 400 personas, por extinción de contratos, jubilaciones y despidos. Pero esta reducción no se ha amortizado, porque los mismos que aducen como motivo de ERE la abultada plantilla son los que la han aumentado. Sobre todo, en la Redacción de Informativos. Creo que no hay que abundar en las razones. .*. Tiene que ver con que un grupo muy amplio de periodistas de la Redacción nos negamos a trabajar al "ordeno y mando", "yo dicto y tu copias" para la agit-prop del PP de Esperanza Aguirre. Nos tenían que sustituir. Y tirando de dinero público, todo es fácil para los que se dicen liberales. "Si no puedo echarte a ti, pues contrato a otro. Si total, no pago yo..."
En 2003, en la Redacción de Informativos había 2 directivos. Hoy hay 12.
Los cargos de responsabilidad en 2003 (editores, jefes de sección, coordinadores) eran 14. Hoy son 49.
A finales de 2003 había en la redacción 125 redactores. Hoy hay 187.
La mayoría de los editores, jefes de sección y coordinadores fueron incluidos en el "organigrama", se convirtieron en directivos. Un editor de Telenoticias, antes de 2003, nunca fue un directivo. Ahora lo es. ¿Por qué? Para que el informe de Deloite-Cuatrecasas cuadrase: el informe dice que se quedará en Telemadrid "el organigrama". ¿Para qué? Muy claro: "...se considera el proceso de edición como consecuencia de la importancia para los distintos operadores de mantener el control de las decisiones sobre los contenidos (establecer criterios orientativos para la redacción, garantizar que se cumple con la línea editorial, estrategia e imagen de la cadena, dar estructura, formato y orden adecuado y coherente a las noticias llegadas a la redacción, etc)"(Informe Deloitte-Cuatrecasas)

Una prosa muy oscura, pero meridianamente clara en los objetivos que persigue.
Si los representantes sindicales de Telemadrid no aceptaron la última oferta de la dirección , además de porque fue votada y rechazada masivamente en Asamblea,  fue porque con una reducción del presupuesto para Telemadrid en 2013 del 35 %,  la reducción de plantilla que se planteó fue la del 85%. Su última oferta salvaba a un centenar de personas. Rehenes con los que se aseguraban que los 800 o más  despedidos no pudiesen acudir a los tribunales a defender sus derechos. Personal despedido que, en la gran mayoría de los casos, son fijos por oposición o interinos, trabajadores que llevan en la casa 25, 20, 15, 10 años trabajando.
 
No hundimos Telemadrid los trabajadores que la levantamos.

Su propuesta de bajas incentivadas fue de 28 días/18 mensualidades. Se votó en Asamblea. Fue rechazada.
Es absolutamente inevitable que haya trabajadores que no se hayan sentido arropados por ésta falta de acuerdo. Si yo cumpliese 59 años en 2013 probablemente estaría nadando en la amargura. Pero la negociación estaba supeditada a un acuerdo global, así lo exigió la dirección de Telemadrid. Así se votó.

En resumen, quedarán los directivos, y los contratados en los últimos años fuera de convenio, esto es, trabajadores que ganan en torno a 10.000€ anuales más que un trabajador de convenio.
Nadie conoce exactamente qué Telemadrid le quedará a los madrileños. Sabemos que Madrid Directo y Madrileños por el Mundo seguirán, pero, externalizados. Los gestores de la nueva TV se aseguran el control de los Telenoticias y, lo demás: enlatados, reemisiones y western, mucho western. No parece que vaya a ser una programación muy atractiva para los madrileños, que seguiremos pagando sin saber exactamente dónde va nuestro dinero. No han dado explicaciones. La representación laboral, sí.

El ERE de Telemadrid no se debe a motivos económicos, decían los sindicatos en rueda de prensa, sino a motivos ideológicos. No quieren testigos incómodos del desmantelamiento de nuestra Televisión ni de cómo se regalan nuestros puestos de trabajo a empresas privadas.
Hoy mismo, pueden empezar a llegar las cartas de despido. Hoy será un terrible día de tristeza en Telemadrid. Nos cruzaremos por los pasillos con los que "saben" que se quedan. No habrá violencia, nunca la ha habido. Pero sí mucha rabia, mucho dolor, muchas lágrimas.

 

8 de enero. Telemadrid: una historia de periodistas.


Hoy espero un burofax, un mail, una llamada. Me van a despedir.


En otoño de 2003 Esperanza Aguirre llegó a la presidencia de la Comunidad de Madrid, después de unas elecciones repetidas por razones que todos sabemos y que no viene al caso recordar. Cuando empezó el cambio de directivos en Telemadrid, nadie en la Redacción de Informativos se sorprendió, estando como estábamos acostumbrados a que cualquier nuevo gobierno regional implicara movimientos en todos los estamentos de la casa.

 

En lo que nos afecta a los periodistas y técnicos: cambios en la Dirección de Informativos y Programas, y, con ellos, en las secciones de la Redacción y los espacios de producción propia. No nos sorprendió, pero nos encontró, a los periodistas,  faltos del "músculo del adocenamiento", porque las últimas legislaturas de Alberto Ruiz Gallardón y Joaquín Leguina las habíamos vivido con cambios, sí, pero sin vendettas, ni estridentes vaivenes en la forma de actuar informativamente.

 

Habíamos disfrutado, en general, de un ambiente periodístico libre y plural, tolerante con la discrepancia entre colegas, de debate productivo entre los profesionales cuando se trataba de elaborar los un día famosos "Telenoticias". Podría decirse que cada nuevo gobierno de Madrid y con él, cada nuevo Director General de RTVM, optaba por mantener, con pragmatismo que luego echaríamos de menos, lo que funcionaba bien. La Telemadrid que dejó Alberto Ruíz Gallardón fue una TV con una gran penetración en la sociedad madrileña y un muy aceptable nivel de audiencia, en torno a un 17%.


Cuando aterrizaron los primeros directivos elegidos por Aguirre en la Redacción de Informativos, el cambio en la forma de actuar fue lento y paulatino.  Como una lluvia fina, como si claramente la estrategia de los  nuevos gestores de la información en Telemadrid fuera la de no mostrar su verdadera cara hasta que realmente fuese necesario. Con unas elecciones recién ganadas, el ambiente les era propicio. Aún así, comenzaron por aniquilar la información local: esa que hacía que muchos vecinos de Madrid llamasen antes a la Redacción de Telemadrid que al 112 o a los bomberos. Esa información que nos hacía estar los primeros en la aparatosa rotura de una tubería en el Paseo de las Delicias  o en un atentado de ETA en Vallecas. Esa que nos llevaba a los 175 pueblos de la Comunidad, a los lugares más recónditos y alejados de la región, para denunciar un desmán ecológico, un atropello político, un fraude inmobiliario....Ahora ya no se recuerda, o no quiere recordarse, pero Telemadrid era la televisión de los vecinos de Madrid.


Las Asociaciones de Vecinos de distritos, barrios y pueblos fueron aniquiladas sin miramientos de los Telenoticias. La información local comenzó a convertirse en una serie de despliegues informativos y propagandísticos para cubrir los actos de la presidenta de la región y los alcaldes del PP; actos, ruedas de prensa e inauguraciones de alcaldes de otras opciones políticas se ningunearon. También, en cierta medida,  los del alcalde de la capital, Alberto Ruíz Gallardón, por razones obvias que emanaban directamente de la Puerta del Sol, cuando no de la calle Génova.


Los madrileños empezaron a alejarse de una televisión que era "suya". Se la estaban quitando.


La información nacional, e incluso la internacional, siempre fue, en la medida de los medios económicos de una televisión autonómica, una apuesta de Telemadrid. Quizá el hecho diferencial del éxito de aquella Telemadrid fue precisamente que sus informativos podían ofrecer un directo de esa turbulenta tubería que provocaba el caos de tráfico en la capital, y a la vez estar, veinte minutos después, emitiendo a pie de un muro de Berlín que caía, de una Bosnia Herzegovina arrasada por las bombas, de una guerra del Golfo que nos hizo famosos por emitir información ininterrumpidamente durante más de tres días seguidos. O saliendo en directo desde Bidart cuando cayó el colectivo Artapalo, la antigua cúpula de ETA; o trasmitiendo desde multitud de puntos de Euskadi y Madrid las horribles horas que transcurrieron entre el secuestro de Miguel Ángel Blanco y su asesinato. O poniendo a disposición de acontecimientos como la Expo de Sevilla o los Juegos Olímpicos de Barcelona, todo el talento de unos profesionales que, sin disfrutar del poderío de TVE, tenían con los madrileños esa complicidad del "tú a tú".  El por qué de que muchos ciudadanos nos eligiesen a nosotros en acontecimientos de ese calibre, en vez de a algunas cadenas nacionales, dice mucho del idilio que los espectadores madrileños vivieron con "su" televisión. Pero nunca, y eso fue la clave del éxito, nunca olvidamos a los vecinos de la Comunidad de Madrid.


La información nacional con la llegada de los mercenarios se convirtió- y son palabras textuales de un directivo de esta mísera época que comenzó en 2003- en una bomba incendiaria. "Aquí no manejamos información"- le espetó el Director de Informativos a una compañera de la redacción- "aquí manejamos bombas incendiarias". "A Pilar Manjón, ni agua", oí yo misma en una reunión de contenidos. Sin ningún complejo, los jefes de esta redacción iban desgranando su filosofía de lo que es para ellos el periodismo: "Nosotros trabajamos para quien nos paga". "Si quieres voces críticas, pon la SER". 

 

Zapatero, Obama, Palestina, la interrupción del embarazo, la píldora post-coital, los indignados, la izquierda abertzale, el PSOE, IU, los sindicatos, las asociaciones de vecinos, las víctimas del terrorismo que no fuesen la AVT...todo lo que se alejase de su ideario dejó de tener, en Telemadrid, el derecho a ofrecer su versión. Notable fue el cambio que se vivió en torno a la crisis económica, que comenzó siendo la plaga a la que Zapatero nos había abocado, con su irresponsabilidad, y que se tradujo en cientos de noticias, reportajes, editoriales, intervenciones de expertos y tertulianos a sueldo....para pasar a ser -tras la llegada de Rajoy- una letanía de informaciones oficiales no comentadas, sin derecho al reportaje. Sin complejos.


Hubo un antes y un después en esta Redacción de Informativos:  el 11 de marzo de 2004.

Los atentados en los trenes de Madrid les quitaron la careta a nuestros gestores informativos y nos ofrecieron la peor cara de lo que no es, en el mejor y más noble sentido de la palabra, la profesión periodística. Ocultamiento de las declaraciones no queridas por la casa, manipulación pura y dura, mentiras historiadas, seguimiento al pie de la letra de las teorías conspiranoicas del diario  El Mundo, sin vergüenza ninguna a abrir Telenoticias con las portadas de ese rotativo. No solo estaban manipulando la información, estaban copiando sin sonrojo lo que otros hacían, bueno o malo. La mediocridad del mal periodista. No hay que decir que los analistas que pasaban por Telemadrid en aquella época eran, son, lo peor de la caverna mediática de este país, historiadores de pacotilla, locos visionarios, mala gente a sueldo, mucho mercenario.


Esta periodista que suscribe dirigía por aquel entonces, marzo de 2004,  un programita pequeño, de esos que llaman de "presupuesto cero", el MADRID SIETE DÍAS. Un espacio de información de periodicidad semanal. Una subdirectora que acabó saliendo de la casa- a la que desde aquí agradezco su detalle- me telefoneó  para alertarme sobre la intención de la dirección de informativos de "cocinar" un reportaje sobre la supuesta relación de ETA y AlQaeda en los atentados de Madrid. Me negué a hacerlo, tampoco a avalar con mi firma de directora lo que me pareció un engendro periodístico como muchos de los que he visto hacer en todos estos años. No se hizo.


Por supuesto, me esperaban a la vuelta de la esquina.


En marzo de 2005, después de un año de mucha cintura y tremendas broncas diarias para parar el deterioro de nuestro pequeño programa (un 20% de media de audiencia hasta 2003), el Subdirector de Informativos me propuso recordar los atentados de 2004 con un SIETE DÍAS monográfico (le cambiaron el nombre, ya no se llamaba MADRID SIETE DIAS porque ya no les interesaba MADRID). El reportaje, me dijo, se compondría de un relato cronológico de lo que sucedió el 11 de marzo de 2004: -"Y lo tengo aquí"- me dijo-"en estos nueve folios. Aquí está la verdad del 11-M".  


No hubo manera de obtener de él la fuente del disparate (aunque la imaginé) , y yo, le dije, no hago reportajes copiando nueve folios de "nadie". "La historia cronológica del 11-M ya la sabemos". Así que, una vez más, no hubo acuerdo. Por enésima vez me negué a escribir y a trabajar al dictado ("Esto" es trabajar al dictado: cuando lo decimos los que luchamos por Telemadrid y nuestro empleo, parece que no tenga significado, pero lo tiene.  Y es así de claro: yo dicto, tú escribes y luego lo lees y lo cubres de imágenes). "No  haré, no firmaré y no quiero que "eso" que vas a hacer salga con la cabecera del SIETE DÍAS", le dije.


Esos "nueve folios" se convirtieron en un Especial Informativo (sin cabecera del SIETE DIAS) que se llamó "Cuatro días que cambiaron España". Fue un escándalo en el mundillo periodístico por la desvergüenza de las tesis que sostenía, y por algunas prácticas televisivas de éstos Goebbels de pacotilla que nos dirigen desde hace nueve años. A saber, un anagrama de ETA semi-encadenado sobre las imágenes de las manifestaciones del 13 de marzo contra las mentiras que el gobierno Aznar vertió aquellos días sobre los atentados. La manipulación puede ser sofisticada, pero en este caso, lo burdo predominó sobre lo sutil. Como siempre.


Sabía que me esperaban a la vuelta de la esquina, y la esquina volvió a ser el 11-M. Me cesaron del cargo de directora de mi pequeño SIETE DÍAS (antes MADRID SIETE DÍAS), un programa modesto y decente que monté con dos redactores y un realizador y que llegó a tener, en los grandes días, un 25% de audiencia.


Desde 2004 hasta 2012 han pasado ocho años. En todo este tiempo, decenas de periodistas de la redacción han dimitido o han sido cesados de sus cargos de responsabilidad en Telemadrid. Decenas de periodistas no firmamos nuestras informaciones porque nuestra no-firma es una forma de decirle a los madrileños que nos da vergüenza lo que han hecho con su televisión. Se ha creado una nueva "infra-casta" en Telemadrid, que es la de los que no hacen nada- porque no les dejan- o la de los que han pasado a la "unidad de quemados", a la primera planta, donde no nos ven los de la segunda, y donde realizamos tareas inadecuadas para nuestra capacitación y experiencia.
Cada periodista cesado, quemado, dimitido, apartado, ninguneado, ha sido sustituido por otro que ha venido de fuera, siempre o casi siempre con algún aval a su favor: hijo, sobrino, primo de..., o empleado despedido de IB3 de TVGa, o,  asesores y jefes de prensa de ministros y cargos del PP,  o incluso, asesores de la Moncloa de Aznar que compaginan su trabajo en Telemadrid con concejalías en ayuntamientos de la región.
 
"La redacción paralela", pues, es una redacción creada "ad hoc" para cubrir los huecos que hemos dejado los periodistas que no nos hemos acomodado  a su peculiar y mercenaria forma de entender el periodismo. Mis compañeros, yo misma, somos la redacción de Telemadrid que hicimos de esta televisión un medio respetable y querido. Cuando decimos "nos echan por no escribir al dictado",  sepan que es absolutamente cierto. Sepan que llevamos desde que llegaron denunciando la manipulación- incluso en instancias europeas- a la que someten a ésta televisión pública que pagamos todos. Sí, luchamos por nuestro empleos. Pero creemos firmemente que esta Telemadrid, que fue posible, puede seguir siéndolo.

 Una vez, el mismo que me cesó, me dijo: "Si no te gusta esta tele...¿por qué no te vas?".  "Porque ésta es mi casa"  le dije. "Antes saldrás tú"


Hoy espero un burofax, un mail, una llamada. Estaba equivocada. Él se queda.