martes, 20 de octubre de 2015

Sanidad Universal....e individual, por favor

Entra la enfermera, echa a los familiares de los tres pacientes encamados. Tiene que curar a un hombre con una sepsis tras una cirugía: un montón de puntos de sutura en sus dos extremidades inferiores. 
Entra la enfermera, echa a los familiares de los tres pacientes encamados. Tiene que ponerle un enema a un paciente con una dolencia de estómago. A partir de ese momento tendrá que ir al baño cada cinco minutos.
Entra la enfermera, echa a los familiares de los tres pacientes encamados, Tiene que curar una cicatriz de cirugía de colon y vigilar las deposiciones por si existe diarrea, muy peligrosa.
 
El baño, el aseo de un metro cuadrado, se comparte entre los tres pacientes. Algunos acompañantes, sin ningún respeto a las normas, también lo usan.
 
No. No quiero escuchar más a aquellos que dicen que la habitación hospitalaria individual en un hospital público es un lujo. Un lujo innecesario. Una cosa de pijos. No. No es así.
 
No deberíamos aceptar colgar la dignidad en la puerta del hospital público cuando uno ingresa. Ya está bien de escuchar aquello de que como son tan buenos los medios y los médicos, hay que aguantar la falta de intimidad, la falta de decoro, la falta de silencio y la falta de respeto. 
 
No quiero ver  más a mi padre (paciente) y a mi madre (acompañante) soportar la falta de respeto, dignidad, intimidad o silencio que necesita un paciente y su acompañante (además de por los cuidados de los médicos) para salir con bien del trance hospitalario.
 
Mi padre hoy está en Urgencias. Tiene trombos en el pulmón tras varias cirugías de colon. No hay camas para ingresarle en planta. En su sala de urgencias hay otros siete u ocho pacientes, casi todos ancianos como él, en un espacio de 20 metros cuadrados. Aquello no es la planta, es la ley de la selva. Pero, es verdad. Es Urgencias. Estamos dispuestos a soportar. Porque no hay camas en planta.
 
Estamos deseando subir a la planta, donde estaremos con otros dos (o tres) pacientes y todos sus familiares.
 
Tanto dinero público en darle a la iniciativa privada los nuevos  hospitales de Madrid para que en el Grandioso Hospital Universitario Gregorio Marañón no se respeten las mínimas condiciones para que un paciente tenga, en su enfermedad, el clima necesario para salir adelante. No quiero más médicos que me recuerden lo que cuesta una cama al día en el Gregorio Marañón. Ya pagamos con nuestros impuestos una sanidad gratuita y universal. Y, por favor, a ser posible, individual. Seguro que con lo que se han llevado algunos, podríamos haber construido unos cuantos tabiques en las habitaciones.
 
 
 

viernes, 26 de junio de 2015

A toro pasado: La bandera de Pedro


¡Hola de nuevo, transmitiendo en La Pirenaica! Muy a toro pasado...me comen los acontecimientos.


Pretender que España se convierta de la noche a la mañana en Estados Unidos es una tarea inmensa para el líder socialista. Tuve la oportunidad de viajar a Washington unos meses después del 11-S y vi cómo todo el mundo hacía de la enseña norteamericana un orgullo, casi una protesta contra el terror. Edificios oficiales y privados, coches, ventanas, comercios, ositos de peluche y hasta el envoltorio de los perritos calientes: todos llevaban la bandera colocada a modo de reivindicación contra la barbarie. De todas formas, daba igual que hubiese viajado diez años antes o después de ese cruel ataque. La bandera en USA es un símbolo de nación que aquí no sentimos. ¿Por qué? No soy yo la indicada para hacer un estudio histórico. (Dicen que la rojigualda es de 1758. Pero los avatares, desde entonces a hoy, han sido muy penosos) En pocas palabras, y de Perogrullo:  sin entrar en análisis históricos y dejando claro que cualquier líder está en su derecho de uso de la enseña nacional, aquí, en este país,  no se siente la bandera de la misma forma que las barras y estrellas en Estados Unidos, o la tricolor en Francia. La bandera se la ha apropiado desde hace mas de 60 años la derecha: la derecha heredera de históricos atropellos, nada patrióticos. Ni siquiera la palabra "patria" transmite buenas sensaciones a buena parte de éste país. Llevar la bandera puesta en el reloj o en la camisa era, y seguro que sigue siendo, un símbolo. Decirlo es impropio ¿verdad? Políticamente incorrecto. Pero que sea incorrecto no hace que deje de ser verdad. A muchos nos ha chirriado esa imagen del líder del PSOE delante de ese banderazo. Yo estuve en el acto, en una sala de prensa llena de periodistas, y desde luego la sorpresa, el sarcasmo y el escepticismo fueron mayúsculos. No estamos acostumbrados, es verdad.

Sacar la bandera cuando nunca el PSOE lo hizo antes ( y sí sus símbolos habituales, el puño y la rosa sobre todo, hay otros más antigüos, procedentes del origen "tipográfico" del partido) no puede entenderse más que como una estrategia de marketing encaminada a pescar votos de allá y acullá, a dar una imagen de moderación ante los ataques de radicalismo de la derecha. El PSOE, siempre bailando al son que le marca la derecha. El PSOE, a mi entender, se equivoca. El PSOE no pierde votos ni por el centro ni por la derecha, si lo que anda buscando es atraer a ese votante indeciso que un día vota PP y otro PSOE. Desgraciadamente para la desideologización del país, ese votante tiene ahora otras opciones que, también, demuestran, que son capaces de pactar con PP y con  PSOE según convenga.  

El PSOE pierde votos por la izquierda. A chorros. El votante socialista no quiere ver al secretario general de un partido socialista, que se dice federalista, o (in péctore) republicano, con una bandera que, desde siempre, se le ha arrebatado a la izquierda de turno. No se trata de aparecer con la bandera republicana, ni con la estelada independentista catalana. Se trata de que renunciar a los símbolos- nada agresivos- de un partido centenario no gusta, no solo a muchos cargos y militantes: tampoco a eternos votantes- que los hay- del PSOE.
 
Los votantes de "la izquierda" son los que se han sentido maltratados por la Reforma Laboral, por los recortes sociales y en derechos y libertades, por el paro, por los Eres, por la corrupción, por la desvergüenza de dirigentes que pedían los mayores esfuerzos de la crisis a los más desfavorecidos mientras pagábamos todos a escote el rescate de la banca.  Los votantes del PSOE se sintieron defraudados cuando el presidente Zapatero agachó la cabeza ante la troika y cambió la Constitución de la noche a la mañana en un verano aciago.

Los votantes del PSOE no van a volver a esas siglas porque un Pedro Sánchez con corbata roja se ponga delante de una bandera llamando a un espíritu de patria, que - lo siento, no somos norteamericanos-  aquí no se siente así. Y, en cualquier caso: ¿a qué viene abrir ese debate? ¿quién ha sido el marketiniano de trazo grueso al que se le ocurre semejante "mise en scène"?
 
Consiguió Pedro Sánchez y el PSOE algo, en mi opinión, muy malo: que se hablase más de la bandera que de sus propuestas. Y otra cosa aún peor: tomar a los votantes por tontos que se dejan engañar por escenarios de pacotilla. Aquí no hay "primeras damas" ni besos en el escenario.
 
Dicho lo cual, a los gurús del marketing del PSOE habrá que darles el beneficio de la duda. 100 días no serán suficientes, esperaremos a noviembre, o cuando diga Mariano. Lo veremos en las elecciones. A lo mejor a Pedro le come la oreja Pablo, con escenarios baratos de feria de pueblo, más de Las Vistillas o Carabanchel.
Para mal o para bien, esto no es Iowa.


viernes, 9 de enero de 2015

Je suis Charlie, 11 años despues del 11M

Un solo día puede cambiar la historia de una sociedad. No paro de pensar en que si estas imágenes se hubiesen producido el 11 o 12 de marzo de 2004, algunas cosas no habrían sido las mismas en este país. Probablemente el PP de Aznar habría vuelto a ganar las elecciones, porque los votantes habrían reconocido la responsabilidad y el liderazgo de un presidente, si éste hubiere optado por aglutinar a todas las fuerzas políticas en repulsa de un brutal atentado, como en las imágenes adjuntas.
 
 
Pero Aznar prefirió la manipulación y la mentira, los ciudadanos se dieron cuenta, y le expulsaron del poder. Aquello fue muy bueno o muy malo para unos u otros, pero lo realmente malo es que en este país ya nunca nada fue lo mismo. Se abrió la brecha más grande entre españoles desde la guerra civil. No creo exagerar.
Ya no se pudo hablar nunca con tranquilidad y con respeto al otro. Se instauró el odio al que no piensa como uno mismo: en el Parlamento, en los medios, en la calle. Gran legado, el de Aznar.
 
Así somos. Un país en el que nos unimos por un atentado en Paris y que, por razones exclusivamente de poder de una sola fuerza política, se produce un desgarro entre  españoles tras el peor ataque terrorista de la historia de nuestro país.
 
Se me abrían las carnes el jueves 8 de enero cuando escuchaba a algunos padres de la patria expresar su dolor por el ataque de París: no solo a las personas, sino al corazón mismo de Europa y a uno de sus pilares básicos de su vieja democracia: la libertad de expresión. Qué distinto habría sido todo si eso mismo, esa unidad ante la barbarie, se hubiese podido expresar tras los horribles atentados del   del 11M en Madrid.
 
Cuando expreso ante quien quiera oírme que hay un antes y un después en España, en la vida social y política de este país tras el 11-M, no estoy exagerando. Viviéndolo como lo viví en una redacción periodística, la de Telemadrid, que ya entonces, con sus nuevos directivos, comenzaba a intentar doblegar la libertad de información y expresión de sus periodistas, a escribir al dictado de un partido político, a vetar a determinados protagonistas ("a Pilar Manjón, ni agua", se dijo), a seguir la "versión oficial" ("Ha sido ETA. Lo que diga Acebes, a misa") y a todo lo que vino después...no puedo dejar de sentir un frío dolor de alma cuando oigo ahora a muchos darse golpes de pecho por los durísimos acontecimientos de Paris.
 
A partir del 11M hubo dos tipos de medios, los de "ETA" y los de "Al Qaeda"; hubo cientos (políticos y periodistas) que alimentaron la especie de que Aznar fue desalojado por "el comando Rubalcaba" y hubo, sí, algunos que intentaron ser fieles a la verdad. En el Parlamento escuchamos a un ex presidente decir aquella execrable argumentación de "no están en montañas lejanas..."; vivimos episodios surrealistas con cintas de cassete de la "Orquesta (o "comando") Mondragón"; y una mochila (la de Vallecas) que dio más vueltas que el baúl de la Piquer. Oímos hablar de Peones Negros, se aupó a espantajos como Pío Moa, se gritó contra la "desvergüenza" de un gobierno que quiso sacar a los muertos del 36 de las cunetas ¿para devolverles la dignidad? No, para alimentar el odio, dijeron con odio. Volvimos a oír hablar de "rojos" y fachas". El espíritu del 75, si no estaba muerto, lo remataron tras el 11M.
 
No puedo dejar de sentir vergüenza del pasado, cuando veo, hoy, a François Hollande decirle a los franceses: "De esta prueba, os lo aseguro, saldremos más fuertes". Nosotros, os lo aseguro,  no escuchamos aquello. Solo gritos y berridos de odio porque una ciudadanía, sí, definitivamente libre a pesar de todo, sacó del poder a los mentirosos.
 
Se cumple el lunes el segundo aniversario del ERE (improcedente, ilegal, salvaje digo de mi cosecha) que expulsó de Telemadrid a mas de 860 trabajadores. Muchos de ellos, os lo aseguro, estamos fuera porque nos negamos a seguir ese juego de mentiras. Diez años de penuria profesional, de acoso y derribo, de humillaciones, de no firmas, de denuncias. Denuncias, por cierto,  no siempre o casi nunca escuchadas por una sociedad dividida en dos bandos irreconciliables. Mi particular ERE empezó el 11 de marzo.
 
Hoy Francia y los franceses, con todos sus defectos (no hay santos en las imperfectas democracias occidentales), me producen el orgullo de pertenecer a esta vieja sociedad llamada Europa. Y tengo el mismo frío en el alma cuando me acuerdo de aquella jornada dolorosísima del 11-M, y las no menos dolorosas del 12, 13, 14, 15 de marzo de 2004, y las que siguieron. Como ciudadana, y como periodista.
 
Si, definitivamente, Je suis Charlie.