sábado, 14 de mayo de 2016

El nuevo periodismo ¿O era el viejo disfrazado de nuevo?

¿Qué fue primero: el huevo o la gallina? ¿Cambió la "nueva política" a los medios, o los medios cambiaron a la política? Hay una frase que se le atribuye a Pablo Iglesias: "la política se hace en la televisión y en las redes"
Esta periodista que firma ha vivido en sus huesos la campaña del 20-D, las negociaciones para formar un gobierno, el debate de investidura y el empeño de los líderes políticos para no dar al traste con la XI Legislatura. Sí, se fue al garete, y ya tenemos por delante otra maratón informativa hasta el 26 de junio. Y lo que le cuelgue.
Antes viví otras negociaciones de gobierno, otras investiduras. No diré cuántas, para no dar pistas de mi edad. Lo nuevo de lo que ha pasado en ésta tiene que ver con muchos factores. De ellos, a mi entender, hay dos muy importantes: actores políticos nuevos y más jóvenes, en un país decantado desde hacía décadas por un bipartidismo bastante maduro y alejado de la sociedad. Y, el segundo, los nuevos medios de comunicación, entendiendo por ello una vida digitalizada: móvil y rápida como una bala y al alcance de todos.
Llegaron los nuevos e insuflaron aire fresco al vetusto palacio de la Carrera de San Jerónimo. Y comenzó el baile.
 
O quizás, empezó mucho antes.
Quizás fueron los "viejunos" los que querían ser como los "nuevos". Quizás habría que recordar el día en que Pedro Sánchez llamó a "Sálvame" para replicar lo que se andaba diciendo del alcalde socialista que permitía "el toro de la vega". O el día en que la vicepresidenta del gobierno bailó con Pablo Motos en "El Hormiguero". O cuando Mariano Rajoy se fue a cenar a casa de Bertín Osborne.
Nada, pecata minuta, estábamos en campaña. Todo correcto, decían todos: es bueno que los políticos se acerquen a la gente en aquellos programas que no son "sesudos". ¿Programas "sesudos"? ¿Qué, cómo...dónde estoy?
Metidos en harina, tras  el 20-D, negociando a troche y moche, noche y día en el Congreso de los Diputados (o eso querían hacernos creer),  habría que decir claramente a todo el que ponga ojos y oídos que casi siempre las ruedas de prensa duraban más que las propias reuniones de negociación. ¿Se puede plantear llegar a algún tipo de acuerdo con una reunión convocada (luz, taquígrafos, cámaras, "streaming", como dijo alguno...) a las cinco de la tarde, y que acaba a las seis? Eso sí, las ruedas de prensa de los reunidos terminaban a las 10 u 11 de la noche. Algunos políticos (me voy a callar siglas y nombres) se enfadaban porque su turno de sala de prensa comenzaba después de los ya mediados principales informativos de TV de este país.
No seré yo la que hable de "teatrillo", "vodevil" o "postureo". Probablemente no lo era, y había que darle una tregua a los nuevos (Podemos, Ciudadanos, En Marea, En Comú Podem). La mayoría de los periodistas del Congreso hemos aguantado con profesionalidad (y una punta de estoicismo) la convocatoria de una, dos y hasta tres ruedas de prensa, en el mismo día y de la misma formación política. Multiplícalo por cuatro. Solapándose entre unos y otros. Conversaciones de chat de periodistas de radio:
 
-Sale Antonio Hernando en el Set a las 13:00...-
-¡Pero si ha convocado Errejón a la misma hora en la Sala de Prensa...!-
-Ya, y se nos va a juntar con Patxi, que viene de Zarzuela...¿Cómo lo hacemos, chicos? -

No hay problema. Para eso nos pagan. "Notarios de la actualidad", decían hace unos años que éramos los periodistas. O sea, notarios de la verborrea y del periodismo declarativo de unos, y otros, y los de más allá. Y las réplicas. Y las contrarréplicas.
"Ocurrencias", dice Mariano Rajoy. Una por la mañana y otra por la tarde. "Oferta por la mañana y la revientan por la tarde", dice Susana Díaz. "La política no es un plató de TV", dice Miquel Iceta.
¿Son los nuevos políticos, la nueva política, los culpables de este baile de declaraciones, verborrea, reuniones sin sentido? Sinceramente, creo que no.
El periodismo declarativo ha existido siempre. Es un mal, un virus del periodismo español. Muchos periodistas del Congreso (no todos, no voy a generalizar) se han creído durante toda la vida política democrática en España, que nacieron del pecho de Buda. Están en el puñetero centro de la soberanía nacional. Los putos amos (perdonad el exabrupto). En realidad son "los puñeteros amos del canutazo". ¿ Y tú, preguntaréis? Sí. Yo me creí en el centro del universo cuando era muy joven. Después hice mucho periodismo ahí fuera. Hay vida fuera de la política. Hay historias, hay periodismo. Ahora me pilla mayor esta tremenda e insoportable levedad del canutazo. Pero siempre pasó. No culpéis a los nuevos políticos.
Fijaos bien en ésta foto: Alberto Garzón (IU) y Pablo Iglesias (Podemos) son entrevistados a la vez en dos programas matinales de TV. Hace unos años, los programas matinales de TV se dedicaban a los sucesos, la crónica rosa o las recetas de cocina. La política ha pasado  a ser más o menos considerada de la misma forma que el último affaire de un torero o la forma de cocinar un besugo a la espalda.
No pasa nada, hombre, así se acerca la política a la gente normal. Siempre vamos a encontrar esa lectura optimista de la realidad del periodismo versus política.
Yo vengo a hablar de mi libro en este artículo. Mi libro es mi profesión. No quiero que acaben con ella. Esta foto está tomada por alguno de los veinte periodistas que esperaban a que acabaran los directos de ambos políticos para conseguir declaraciones: ¿exclusivas?  No. Bueno, declaraciones: ¿nuevas? Tampoco. Sobre, sobre....¿sobre qué? Bueno, da un poco igual, hay que llenar una crónica ¿no? Digámoslo así: esperamos declaraciones que no hayan salido en esas dos televisiones. Lo que nos quieran contar. Probablemente lo mismo, pero con otra sintaxis. ¿Es necesario? ¿Merece la pena seguir con el periodismo declarativo de la "vieja política"? Esperaba un poco más de este tiempo político, a parte de cien ruedas de prensa diarias.

Programas "sesudos", como el famoso "La Clave" de los años 80 (vaya, ya me he delatado, soy muyyyy mayor...) no existen en las televisiones españolas. ¿Hablar de política en un tono constructivo y formativo? Pero de qué vamos, hombre. Eso no vende un pimiento. Es mejor sentar a quince guerrilleros, siete en un lado, siete en el otro- y uno que va de imparcial- que se griten y se insulten, que explicarle a los ciudadanos "de qué va esto realmente".
 
El tono de la información "rosa" o "amarilla", ha copado toda la información política. Y no es relevante que los de la nueva política, y los de la vieja que se han sumado rápidamente al "motor del cambio", nos digan que "así la ciudadanía está más informada". No es verdad. No voy a ponerme academicista para expresar que un exceso de mala información es, siempre, peor que un poco de buena información.
Nuestro presidente en funciones anunció en Twitter su intención de hablar y sentarse a negociar con Pedro Sánchez. Ese día copó todos los titulares del espectro mediático nacional. Me pregunto qué pensaron en ese momento los periodistas que llevan cuatro años haciendo información de Moncloa, trabajándose las fuentes y gastando voz y  teléfono. ¿Es Twitter el medio para anunciar noticias? Es barato, o sea, gratis, es rápido y no te expones a las preguntas de los periodistas en una comparecencia. Y, como además se demostró que era mentira, es decir, que nunca llamó a Pedro Sánchez para negociar, Twitter es mucho más indoloro que una comparecencia ante los periodistas. Que se supone que estamos para contar, pero también para interpretar la realidad. Nunca llamó, nunca se sentó, nunca negoció. Mintió, pero se aseguró titulares. Más barato, el Lidl.
Pedro Sánchez presentó a su número 2 en las listas, Margarita Robles, en Facebook Mentions. Barato no, gratis.  Rápido, también. Y, además, " no se expone a las preguntas de los periodistas". Pero se asegura titulares digitales, boletines de radio y luego un enorme chau-chau que dura todo el día sobre una, perdonadme, nimiedad. ¿Margarita Robles de número 2? Enhorabuena.
De eso va todo lo que os quería contar. Que no deberíamos dejar que FB,TW, Periscope, Instagram y todo lo demás acaben con nuestra profesión. Va de periodistas que aún nos creemos nuestra profesión y que vemos, día a día, hora a hora, que las redes sociales y la rapidez del mundo digitalizado mejora nuestro trabajo, nos ayuda en nuestra tarea, son fantásticas para tener la información "refrescada" (refresh?) pero......seguimos en el mismo virus, el periodismo "declarativo" de siempre, acrecentado por la digitalización y la instantaneidad de los mensajes.  El chau-chau por aquí, réplica por allá. Lo digo por la mañana, por la tarde me desacreditan, pues no lo dije, ah, pues sí lo dijiste, decir, decir, decir...
El periodismo del decir. Decía hace muy poco un maestro de periodistas, Arsenio Escolar, que alguien llevó a su director del periódico la siguiente propuesta: “Cambiemos el nombre a la sección "España" y llamémosle a partir de ahora "España Dice”.
La idea no prosperó