jueves, 10 de abril de 2014

En defensa de las redes sociales

Me encanta que haya "amigos" del FB que siempre han presumido de tolerancia que me hayan "expulsado" de su FB. Lo digo de verdad, me ahorra la pereza de echarlos yo del mío.  Si no les eché, a pesar de haber leído verdaderas burradas, es por un idiota ejercicio de tolerancia. 
 
Cuando los adultos nos apuntamos a las redes sociales, hace unos años, primero hubo un boom de reencuentros, esos a los que no veías, ni hablabas, ni recordabas. Vete a saber en qué se convirtieron en ese tiempo de separación. Luego, experimenté un segundo boom de reencuentros: gente a la que ya conocías pero que se demostraron ser mejores personas, o, al menos, así parecían en las redes, una especie de re-descubrimiento amistoso. Y luego, esos que, aunque los conocías, se demuestran en una noche aciaga con una reflexión absolutamente intolerable para tus principios, o tus ideas, o tus gustos, o simplemente, tus apetencias.
 
Es una cosa rara lo de las redes: encuentras a gente de hace años, se canta "Asturias patria querida" en un akelarre amistoso de exaltación de la amistad, y,  luego,  alguno va y desaparece. Hay otros a los que les dices algo jodido en Twitter y te quitan del FB. Mola. Dicen que las redes sociales impiden a la gente relacionarse de verdad. Seguramente es así para los chavales, para mi hija de doce años. Para los grandes adultos como yo (digo "grandes" por lo mayor que soy), las redes son fantásticas: ves la gilipollez en su grado más puro.
 
Me he hecho más amiga de algunos amigos a través de FB o Twitter, y, he acabado por pasar (y ellos de mí) de otros que sobraban en mi vida. Es una pena que no haya más estudios sobre el efecto de las redes en adultos. Siempre se hacen estudios sobre los adolescentes, cuando para ellos es simplemente un medio, una herramienta. Como para nosotros lo era colgarnos del teléfono (fijo, of course) durante extralargos minutos con nuestro novio o amiga del alma. Con tu padre detrás exigiendo: "¡Cuelga ya!". No había tarifa plana cuando yo hablaba con mis novios o mis amiguetes por el teléfono fijo de la casa de mis padres.
 
A mi las redes sociales me han conectado en reflexiones compartidas, sentimientos, gustos y apetencias con maravillosas personas con las que solo cruzaba un "buenos días".
 
También han hecho que personas con las que cruzaba un "buenos días" y algo más,  hayan salido de mi vida definitivamente. Así es.
 
Pues mejor ¿no?
 
 

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