viernes, 29 de noviembre de 2013

"Todo es vuestro": Una crónica sentimental del cierre de Canal Nou.


Cientos de ordenadores,  de televisores, decenas de cabinas con carísimos equipos de edición, postproducción, grafismo.
Sistemas informáticos,  teléfonos, unidades móviles, cámaras, coches...por no hablar de mesas, sillas, armarios, estanterías, libros, folios, bolígrafos...
 
 
Tecnología punta y no tan punta. Desde el lapicero y la goma de borrar hasta la última cámara o equipo de edición. Allí quedó todo; todo preparado para dar servicio a una televisión pública en la que trabajaban, porque ellos lo quisieron, 1.170 personas. Hoy las decenas de habitáculos de aquella tv, Telemadrid, están clausurados, cerrados, apagada la luz porque nadie los habita. 

Los pasillos vacíos. Como estarán hoy los de la radio y la tv valencianas, RTVV.  En Telemadrid han quedado unas 300 personas, entre ellas, todos los directivos. Ninguno de ellos- aunque todos contribuyeron al hundimiento de Telemadrid- salieron en el ERE del 12 de enero. Obvio decir que toda la actual plantilla de Telemadrid ocupa un 0,5% de todo el espacio de ese edificio situado en la Ciudad de la Imagen.  
 
Cuando me expulsaron de mi casa, de mi empresa, del lugar donde tanto he aprendido y tanto he disfrutado haciendo periodismo- y tanto he penado, también, en los últimos nueve años, cuando me impidieron seguir haciéndolo-...lo que se me pasaba por la cabeza era hacer un llamamiento a todos los madrileños. Y ese llamamiento consistía en decirles: "¡Venid a por lo que es vuestro!" Venid a por vuestra silla, vuestra estantería, vuestra tele, vuestra cámara, vuestros folios. Lo habéis pagado vosotros. Es vuestro. Habéis pagado nuestros sueldos, las instalaciones, los carísimos equipos, los coches...Todo pagado con dinero público, dilapidado (a su favor y el de sus amigos) por gestores y políticos que han puesto en la calle a más de 860 trabajadores. Fijos y contratados.
 
Que sepan los madrileños que para una plantilla de  300 trabajadores el gobierno regional ha aprobado un presupuesto de 80,3 millones de €, 5 millones menos que cuando la plantilla era de 1.170 trabajadores (2013). En el camino se han quedado 860 trabajadores, solo 860 números (personas, familias, historias, dramas) engrosando las listas del paro. Madrileños, vamos a seguir pagando Telemadrid, sin audiencia, y  compuesta su plantilla por los directivos que la saquearon y que hicieron el caldo gordo a la manipulación y a la propaganda de un gobierno regional. No estoy pidiendo su cierre, como en Valencia. Estoy pidiendo justicia.
 
Cuando oigo a algunos "analistas"- qué gracia- decir que el cierre de la RTVV es una mejora para los ciudadanos de Valencia, porque estábamos ante una TV comprada y jibarizada por el poder político, me pregunto por qué los ciudadanos no se preguntan a dónde ha ido su dinero, y, por supuesto, a dónde va a ir, pronto, su dinero. Ni los valencianos, ni los madrileños, pagaron sus impuestos para echar a la gente a las listas del paro, ni para que instalaciones públicas, en suelo público,  pasen ahora a formar parte de empresas privadas donde el negocio de la información se convierta en eso, en un negocio privado debido a un postor, a su mejor postor.
 
 
 
Una TV pública es un medio de información pagado por los ciudadanos, por todos los ciudadanos, para que la información que reciban sea, de verdad, un servicio público. Que nadie se sienta agredido con diatribas opinativas, que nadie pueda decir "en esa tv yo no puedo estar", una tv que de voz a todos los sectores sociales...en fin, esto aburre, porque cada vez menos gente cree en ello. Los periodistas que creemos sabemos lo que es. No lo hemos olvidado, a pesar de que hay legiones de Urdacis dispuestos a negar la mayor. 
 
Existen, de verdad, los medios públicos. Hay ejemplos en el mundo. No voy a dar nombres estereotipados. Pero la TV pública y los medios públicos son necesarios, más que nunca, en la situación de deriva antidemocrática que vivimos. Claro, imposible con éstos líderes: avaros, incultos, descerebrados. 
 
Si alguien cree que todas estas instalaciones, edificadas sobre suelo público, pagadas con el dinero y los impuestos de todos los madrileños, se van a quedar así, sin usar, es que estamos atacados por una ingenuidad sin parangón. Y si no, miremos los hospitales privados construidos con dinero y en suelo público mientras nos quitan cada día más servicios sanitarios, o los trenecitos ligeros a los que se les construye la infraestructura (claro, lo más caro) para que ellos se lleven el negocio de la explotación, o  los colegios concertados,  o la formación profesional,  o la limpieza de nuestra calles, o....sí, también, la donación de sangre. Servicios esenciales.
 
Otra cosa es que no se crea que la información es un bien esencial en una democracia.  Y que en esta sociedad, donde nos roban la cartera y los derechos un día sí y otro también, no es importante recibir una información veraz, honesta y lo menos sesgada posible.
 
Hoy he oído decir a una analista (¿?) en la radio, que, en realidad, a los trabajadores que hemos sido expulsados de Telemadrid, o de RTVV, no nos preocupa la TV pública, sino nuestro puesto de trabajo. Claro, y tanto que nos preocupa. ¿No te preocuparía a ti?
 
Decía la analista que muchas empresas privadas han cerrado por la crisis. Y que esto es lo mismo.
No. No es lo mismo. A los que se llevan el dinero público y hunden empresas públicas que iban bien, y eran sostenibles, y las han hundido,  hay que pedirles responsabilidades. Porque, contrariamente a los empresarios privados, no están jugando con su dinero, sino con el dinero de todos. Es un saqueo a todos los que pagamos, y, por supuesto, un drama para los que creímos algún día que podríamos hacer un trabajo, un oficio, un periodismo honesto.
 
Lo dicho. Es todo vuestro.

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