miércoles, 13 de noviembre de 2013

Ana Botella, la alcaldesa de...¿quién?

Comparto con Soledad Gallego Díaz su apreciación sobre Ana Botella. Su cargo "lo ha ejercido con un permanente gesto de desagrado, como si fuera una obligación que le fue impuesta y que no le produce satisfacción alguna". Vemos a la alcaldesa de Madrid, desde que lo es, sin mostrar ninguna empatía con los problemas de los ciudadanos, y cuando digo ciudadanos, digo, claro está , todos los ciudadanos de Madrid. Los parados, los afectados por ERES, los funcionarios del propio Ayuntamiento, los mendigos, los inmigrantes, los que buscan en la basura...vamos, los que sufren desde que dijimos que este país estaba en crisis.
 
Alcaldesa de los "emprendedores"
Ana Botella es alcaldesa de los emprendedores (esa palabra tan manida y baboseada y descreída de tanto usarla y usarla mal), de los empresarios, de las empresas, de las fundaciones poderosísimas que hablan de RSC (tan manida, la Responsabilidad Social Corporativa) de las grandes marcas y los grandes eventos. No hay más que mirar la agenda de la alcaldesa todos los días para saber en qué desgrana sus horas. Que está muy bien dar una imagen de un Madrid que despega, pero a lo mejor a la alcaldesa le interesaría estar también (por aquello del poder cercano), con los que todavía, a pesar de los buenos indicadores, siguen penando.
 
No voy a decir que es el/la peor regidor/a de Madrid. Pero sí que es la alcaldesa más alejada de los madrileños. No voy a decir que las asociaciones vecinales- hace años con gran poder democrático- las ha dinamitado ella. Hubo otros que ya lo hicieron, ella se ha encontrado el camino hecho. Pero no ha hecho nada por recuperar la voz de los madrileños.
 
Que tilde a los barrenderos y jardineros de la ciudad de Madrid- hasta hace poco funcionarios a sus órdenes-  de "huelguistas salvajes" y de "vándalos", dice mucho de su actitud ante las personas que de la noche a la mañana, ante su nueva forma de licitar la limpieza viaria, se encuentran ante la desolación del paro. 
 
No voy a hablar de la licitación, que permitió en el contrato que no hubiese unos mínimos contemplados de calidad de servicio y trabajadores asociados a ella. Hablo de una mujer que está tan lejos de la realidad que ni siquiera ha sabido rodearse de mejores asesores, para , al menos, no hacer el ridículo en una rueda de prensa. No ha contestado ni una sola pregunta sobre datos y cifras de piquetes, servicios mínimos o incidencia de la huelga.
 
A Ana Botella no le gusta su cargo. Y, lo peor, no se entera.
Cuidado, porque estos son los que están llamados a mayores.  
 
 
 

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