lunes, 4 de noviembre de 2013

Madrid, un negocio sucio

La huelga de los trabajadores de limpieza- barrenderos- y jardineros de Madrid me parece justa. Han cambiado las reglas del juego para que las empresas contratistas ajusten precios a una licitación bajo mínimos. Lo hemos visto en muchos sitios, no solo en los organismos públicos. Primero se cierra lo público (o, en el caso de las empresas privadas, lo de plantilla). Y luego se externaliza. Y una vez externalizado el servicio, se reduce el nivel hasta puntos insoportables en derechos laborales y salarios. Y vete a pedir calidad en el servicio en estas circunstancias.
 
Cualquiera que viva o visite Madrid sabe que la ciudad está sucia. Pero va por barrios. No se limpia igual en  la Calle Ortega y Gasset que en cualquier calle de Vallecas o del barrio de Embajadores. La limpieza depende de los votos. Villaverde y Vallecas están infinitamente más sucios y  menos  atendidos que los distritos que votan y venden y suman al "proyecto" del Madrid actual.
 
No existe un proyecto de ciudad. Así nos va en cifras de turismo, del de toda la vida, y, sobre todo, y por el que deberíamos apostar, del cultural. Pero eso sí, el Ayuntamiento de Madrid cobra miles de euros al que quiera exponer en Matadero, y se saca la soldada de dos años de un trabajador de la limpieza de Madrid en un solo día, alquilando el patio que cruza desde Alcalá a Montalbán a la marca de calzoncillos de Ronaldo.
 
Algo huele fatal, mucho peor que lo que vamos a oler en las calles cuando comience la huelga de los barrenderos. Y nada. Seguimos dejándonos.
 
 
 

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