CACIQUES 3.0
Vamos a tirar, una vez más y como siempre, de RAE.
"Caciquismo":
1. -Dominación
política o económica, o influencia de un cacique en una zona determinada,
normalmente un pueblo, comarca o provincia determinada.
2. -Abusiva
intromisión de una persona o de una autoridad en determinados asuntos,
prevaliéndose de su poder o influencia.
3. - Tipo
de corrupción política de ciertos gobiernos en los que se vincula la forma de
gobierno y la elección de los cargos a relaciones de dependencia personal con
un cacique local u oligarca por su posición económica o social en la zona o
bien por una sujeción de jerarquía con algún cargo que impone sus criterios a
sus subordinados.
Yo les voy a hablar del
caciquismo 3.0.
Dícese de la dominación política
o económica, o abusiva intromisión de una persona o autoridad en determinados
asuntos, que, prevaliéndose de su poder o influencia a través de las redes
sociales, nos intenta convencer de la bondad de sus proyectos. Hasta aquí, correcto,
señores: cuéntennos sus proyectos. Le daremos al “like” o no. Veremos.
Dícese de la autoridad, o
candidato a autoridad, al que le dan la posibilidad de expresarse en un foro
público o red social para convencer de sus propuestas... y no deja entrar a los
discrepantes. O los expulsa. O les bloquea. O le da al “no me gusta”. Que te
pires, que no eres bienvenido.
Dícese del tipo de corrupción
moral que hace que algunas personas dependan de un cacique local u oligarca por
su posición económica o social en la zona. Esa que les hace estar subordinados a sus criterios y a sus
intereses. Dependen de ellos. Un empleo. Una obra. Un contrato. Esas personas
agradecidas. Esos palmeros.
Abrir un muro social a los
partidos políticos en una pequeña
localidad es una muy buena manera de debatir públicamente. El debate es
inabarcable a nivel de gran ciudad, de país. Se pierde en el marasmo de los
millones de comentarios. Las redes sociales en los pequeños municipios son una
forma de acercar propuestas, programas, y debatir sobre ellos, en un ambiente
de cercanía. Porque nos vamos a encontrar en la tienda o en el bar, claro que
sí. Pero no vamos a la tienda con el programa electoral, ni con el escrito de
protesta, o con las sugerencias a un candidato en una hoja de papel.
Ya sé que en los pueblos las
rencillas se dirimen mal, justamente por la cercanía. Son los mismos
resquemores que en las ciudades, no nos engañemos: todos somos “casi” iguales.
Pero en la ciudad el anonimato protege, y en las redes, más: “uno entre diez mil” es un salvavidas. En los pequeños pueblos…es valiente abrir un espacio de debate
porque el comentario contrario y razonado de un vecino se va a enfrentar en
seguida, cara a cara, con el protagonista de su diatriba.
¿Por qué no seguir siendo
valiente, y permitir la crítica, y el debate y la controversia? Quien no quiere
el diálogo, quizás tiene demasiado interés en que las críticas no aparezcan.
Como periodista, sé lo difícil
que es colocar una noticia local en informativos nacionales o regionales, sea
del medio que sea: prensa, radio, tv o internet. Los medios locales trabajan
con pocos recursos, las noticias de los pueblos se reducen a las borricadas de
turno; hay una “urbefilia” latente en la información que se compra para ser distribuida.
Y, a su vez, una especie de desprecio a lo rural, que hace que los editores de
los medios solo “compren” información de pueblos si contrastan con el elitismo
urbanita. Todo lo del Toro de la Vega, por poner un ejemplo, vende. Pero si un grupo de
vecinos tiene una protesta razonada- de esas de las que hay cientos en la gran
ciudad- no la quiere nadie. Ya las tenemos en Talavera. En Madrid. En París. Y
en Singapur.
Es la globalización, imbécil. Me
diría algún avezado listillo.
Por eso es tan importante
Navamorcuende y su grupo de Facebook y su debate interno. Y la libertad de
hablar y dialogar y pactar.
No dejemos que nos puedan los
caciques y sus palmeros.
Os lo cuenta una mujer mayor que descubrió en las fiestas de Navamorcuende el valor de la amistad, el temblor de los primeros amores y el delicioso calor de los pajares. Y de los parajes.
Os lo cuenta una mujer mayor que descubrió en las fiestas de Navamorcuende el valor de la amistad, el temblor de los primeros amores y el delicioso calor de los pajares. Y de los parajes.
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