Este libro tiene
tres reflexiones que ya merecen comprarlo, o regalarlo, y leerlo, a pesar de
que la trama sea- como me han dicho
muchos lectores aficionados a Marías que lo leyeron antes que yo- peor
que la de "Los enamoramientos". La trama, en Javier Marías, para mí
siempre ha sido- es un decir- superflua.
No me importa la historia/argumento/trama que cuenta, sino lo que piensan sus
personajes.
Ofrece tres
reflexiones, unas pocas páginas dentro de todo el libro, que me han subyugado:
una sobre los matrimonios con años a sus espaldas; otra sobre los amantes y la
volatilidad de su amor; y otra sobre el desencadenante, consecución y final del
deseo masculino, plasmado en un encuentro sexual.
Nada que no
sepamos. Lo difícil es contarlo, explicarlo, relatarlo como lo hace Javier
Marías. Hay libros, novelas, ensayos, que te dejan anonadado y con la boca
abierta, tal es la plasmación de lo que has pensado alguna vez y nunca has
sabido explicar tan magnífica, sublimemente.
Hacía mucho tiempo que no sentía algo así, y , os juro, no paro de leer.
Si con treinta
años mi percepción de la vida hubiese sido la de hoy, habría cometido menos errores. Javier
Marías también habla en "Así empieza lo malo" de la juventud, y de la
madurez mediana, y de la madurez entera, y de cómo las cosas que uno ve con
treinta años no son, ni se parecen, siendo las mismas, a cómo las verá, esas
mismas cosas, con cuarenta, y ya no te digo con cincuenta años.
La trama en
Marías es lo de menos, aunque tenga su miga, como no. Cómo no atrapar al lector
en una trama, que avanza despacio en grandes secuencias de un solo plano
(imposible no "ver" mis libros en lenguaje de cine, o, por ser menos
pretenciosa, de tv), en las que no pasa casi nada y pasa todo. Aquí no hay
plano-contraplano, ni montaje a corte.
Imposible no reflexionar,
leyendo "Así empieza lo malo",
todo lo que mi vida habría sido si a los treinta años hubiese sabido, hubiese
conocido, hubiese intuido, lo que ahora se, conozco y no solo intuyo: de la
vida, del amor, de los matrimonios, de los amantes, del deseo masculino
conseguido y olvidado nada más conseguido.
Tiene valor
Marías al hablarnos así del amor, del deseo, del matrimonio, de los
amantes; al hablarnos así , como habla,
en su novela, destruye lo que muchos sabemos destruido- pero no nos gusta
saberlo- desde hace tiempo: que el amor es poca cosa, que dura poco y que casi
siempre está condicionado por cuestiones tan prosaicas como las hormonas, el
paso de los días, o los intereses. Y que acaba convirtiéndose en "el
envoltorio, la palidez cotidiana, el entorno" .
Me siento tan
imbuida por el espíritu de esta novela magnífica que no he sido capaz de no
compartirlo con vosotros. Con mi lenguaje de periodista de barrio que nunca
llegará a ser Javier Marías, pero que comparte, siente, aprende, se compadece,
ríe y disfruta leyendo "Así empieza
lo malo".
Gracias, Marías,
otra vez.
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