jueves, 13 de noviembre de 2014

Sigo enamorada de Javier Marías: "Así empieza lo malo"

Este libro tiene tres reflexiones que ya merecen comprarlo, o regalarlo, y leerlo, a pesar de que la trama sea- como me han dicho  muchos lectores aficionados a Marías que lo leyeron antes que yo- peor que la de "Los enamoramientos". La trama, en Javier Marías, para mí siempre ha sido- es un decir-  superflua. No me importa la historia/argumento/trama que cuenta, sino lo que piensan sus personajes.
Ofrece tres reflexiones, unas pocas páginas dentro de todo el libro, que me han subyugado: una sobre los matrimonios con años a sus espaldas; otra sobre los amantes y la volatilidad de su amor; y otra sobre el desencadenante, consecución y final del deseo masculino, plasmado en un encuentro sexual.
Nada que no sepamos. Lo difícil es contarlo, explicarlo, relatarlo como lo hace Javier Marías. Hay libros, novelas, ensayos, que te dejan anonadado y con la boca abierta, tal es la plasmación de lo que has pensado alguna vez y nunca has sabido explicar tan magnífica, sublimemente.  Hacía mucho tiempo que no sentía algo así, y , os juro, no paro de leer.
Si con treinta años mi percepción de la vida hubiese sido la de hoy,  habría cometido menos errores. Javier Marías también habla en "Así empieza lo malo" de la juventud, y de la madurez mediana, y de la madurez entera, y de cómo las cosas que uno ve con treinta años no son, ni se parecen, siendo las mismas, a cómo las verá, esas mismas cosas, con cuarenta, y ya no te digo con cincuenta años.
La trama en Marías es lo de menos, aunque tenga su miga, como no. Cómo no atrapar al lector en una trama, que avanza despacio en grandes secuencias de un solo plano (imposible no "ver" mis libros en lenguaje de cine, o, por ser menos pretenciosa, de tv), en las que no pasa casi nada y pasa todo. Aquí no hay plano-contraplano, ni montaje a corte.
Imposible no reflexionar, leyendo "Así empieza lo malo", todo lo que mi vida habría sido si a los treinta años hubiese sabido, hubiese conocido, hubiese intuido, lo que ahora se, conozco y no solo intuyo: de la vida, del amor, de los matrimonios, de los amantes, del deseo masculino conseguido y olvidado nada más conseguido.
Tiene valor Marías al hablarnos así del amor, del deseo, del matrimonio, de los amantes;  al hablarnos así , como habla, en su novela, destruye lo que muchos sabemos destruido- pero no nos gusta saberlo- desde hace tiempo: que el amor es poca cosa, que dura poco y que casi siempre está condicionado por cuestiones tan prosaicas como las hormonas, el paso de los días, o los intereses. Y que acaba convirtiéndose en "el envoltorio, la palidez cotidiana, el entorno" .
Me siento tan imbuida por el espíritu de esta novela magnífica que no he sido capaz de no compartirlo con vosotros. Con mi lenguaje de periodista de barrio que nunca llegará a ser Javier Marías, pero que comparte, siente, aprende, se compadece, ríe y disfruta leyendo "Así empieza lo malo".

Gracias, Marías, otra vez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario